Soy una persona fuerte, de esas a la que la vida ha mordido
más de una vez. Sin embargo, me gusta que alguien me coja de la mano de vez en
cuando y me diga que todo va a salir bien. Que me prometan que hay mucho que
hacer y poco de lo que preocuparse. Sentir esta necesidad no es debilidad, sino
la valentía de alguien que agradece el buen apoyo y el consuelo cuando así lo
necesita.
Decía Antoine de Saint-Exupery con gran acierto que el
fracaso fortifica a los fuertes. Esto es así por una razón muy sencilla: para
que uno adquiera una adecuada fortaleza de corazón y erija los cimientos del
coraje, primero debe haber caído. Primero debe probar en piel propia la herida
de la decepción, el vacío de la pérdida o y la marca del error.
En un momento de adversidad, hasta el mejor de los héroes y
la más reluciente de las heroínas agradece que alguien le diga que todo va a
salir bien…
Porque a veces, quien no necesita nada, tampoco ofrece nada
y casi sin darse cuenta acaba practicando un auténtico materialismo emocional.
La clave está en el equilibrio y en entender que una persona
fuerte no es alguien inmune al sufrimiento, ni insensible ni carente de
sentimientos.
Todos necesitamos que en algún momento de nuestra vida
alguien nos coja de la mano y nos diga que todo va a salir bien.
Hay veces, y esto nos pasa a todos, en que el cerebro se
nubla y aparecen las tinieblas mentales.
En esos momentos una mano amiga, una mente clara y un
corazón dispuesto pueden hacer milagros.
Aprendamos entonces a aceptar ayuda, a ser humildes y
permitirnos recibir lo que otros libremente nos regalan
Unas veces ayudamos y otras nos ayudan para cualquiera de las situaciones debemos poner sinceridad y cariño. Un abrazote
ResponderEliminarHola Ana.. Siempre necesitamos una mano amiga, para consolarnos, para animarnos, para congratularnos, una mano amiga es una fuente de energía interna..
ResponderEliminarUn abrazo..