▪La GENTE muere y queda todo ahí,
los planes a largo plazo,
las tareas de casa,
las deudas con el banco,
las parcelas,
las joyas,
el coche nuevo que compré para tener status.
▪La GENTE MUERE sin siquiera guardar la comida en el frigorífico,
todo se pudre,
la ropa se queda colgada
o puesta en su lugar.
▪La GENTE MUERE,
se disuelve toda la importancia que pensábamos que teníamos,
la vida continúa,
las personas superan tu ausencia
y siguen sus rutinas normalmente.
▪La GENTE MUERE y todos los grandes problemas que creíamos
que teníamos se transforman en un inmenso vacío.
Los problemas viven dentro de nosotros.
Las cosas tienen la energía que ponemos en ellas y ejercen
en nosotros la influencia que permitimos.
▪La GENTE MUERE y el mundo sigue siendo caótico,
como si nuestra presencia o ausencia no hiciera la menor
diferencia.
En realidad, no lo hace.
Somos pequeños, pero prepotentes.
Vivimos olvidando que la muerte siempre está al acecho.
▪La GENTE MUERE, pues así es:
un parpadeo y al otro ya estás muerto.
El perro es donado y se aferra a los nuevos dueños.
▪Los viudos se casan nuevamente,
andan de la mano,
van al cine,
se divierten y te olvidan.
▪La GENTE muere y somos rápidamente reemplazados en el
puesto que ocupábamos en la empresa.
▪Las cosas que ni siquiera usamos,
son donadas,
algunas tiradas a la basura.
▪Cuando menos esperamos,
la GENTE MUERE.
Por otra parte, ¿quién espera morir?
Si la gente esperase por la muerte,
tal vez procurara vivir mejor.
Tal vez usara su mejor ropa hoy,
usara su mejor perfume,
viajara hoy,
tal vez la gente comiese el postre antes del almuerzo.
Tal vez la gente esperase menos de los demás, si la gente
esperase por la muerte,
tal vez perdonaría más,
reiría más,
apreciara la naturaleza,
tal vez valoraría más al tiempo y menos al dinero.
▪Si la gente tuviera conciencia de que puede partir de este
mundo en cualquier momento
tal vez entendería que no vale la pena entristecerse con las
cosas banales,
oyese más música
y bailase aún cuando no lo sepa hacer bien.
▪El tiempo vuela.
A partir del momento en que la gente nace,
comienza el viaje veloz con destino al fin,
y aún hay quienes viven con prisa!!!
Sin darse el regalo de percibir,
que cada día más es un día menos,
porque la gente muere todo el tiempo,
poco a poco y un poco más,
cada segundo que pasa.
Hola Ana.. Muy impactante tu entrada de hoy.. Es cierto que uno vive despreocupadamente, hasta que un día por algún motivo se te encienden todas las alarmas, a partir de entonces la vida cambia, la ves desde otro punto de vista, aprendes a vivir al día, a apreciar los momentos ..
ResponderEliminarDicen que hay que vivir cada día como si fuera el ultimo.. Un abrazo..
Sí Llorenç, cuando la vida nos da un aviso, es cuando comprendemos su significado y empezamos a ver todo de otro color y perspectiva. Un abrazo
EliminarAsí son las cosas desde el momento que nacemos iniciamos el camino hacia la muerte, hagamos que el camino amable, ese camino es lo que llamamos vida. Un abrazo
ResponderEliminarExactamente, hagamos el camino agradable, tanto para nosotros como para los demás. Un abrazo Ester
EliminarLey de vida ana, todos pasaremos por ese trance, mientras tanto disfrutemos lo que podamos y nos deje.
ResponderEliminarFeliz miércoles.
Un abrazo
Eso es Carmen, lo importante es ser feliz y dejar huella con nuestro amor. Un abrazo
EliminarCierto es. La vida y la muerte van unidas como la cara y la cruz de una moneda. La vida es una forma lenta de morir. Por eso hay que disfrutar cada segundo. Feliz noche, Ana.
ResponderEliminarAsí es Rita, desde que nacemos caminamos a ese final, por eso hay que ser consciente de ello y no perder el tiempo en banalidades. Un abrazo
EliminarUffffff, qué mal rollo....
ResponderEliminar¿Por qué? ¿No es cierto? Hay que hablar más de ello, por eso no nos vamos a morir antes. Un abrazo
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