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lunes, 31 de enero de 2022

NO SUELTES AL CABALLO

Un caballo estaba amarrado y vino un demonio y lo soltó. El caballo se metió a la finca de unos campesinos y comenzó a comerse la siembra; el dueño de la finca tomó su rifle y mató al caballo, y entonces el dueño del caballo, tomó su rifle y mató al dueño da la finca. La mujer del dueño de la finca, mató al dueño del caballo; entonces el hijo del dueño del caballo mató a la mujer; los vecinos enardecidos mataron al muchacho y quemaron su casa; entonces le preguntaron al demonio: - ¿por qué hiciste a todos eso? - El demonio respondió: "yo sólo solté el caballo" Moraleja: - El diablo hace cosas simples porque sabe que la maldad está en nuestros corazones y solitos hacemos el resto. - Es bueno pensar antes de actuar, no sea que una cosa sin importancia, cause mucho daño.

viernes, 28 de enero de 2022

CUÍDALA

Mi esposa cambió su foto de perfil, Me sorprendió la cantidad de reacciones que le pusieron. Y algunos comentarios masculinos me molestaron, Enseguida se lo recriminé y le pedí que borrara la publicación. Me miró con tanta tristeza que sentí vergüenza por haber reccionado así, Yo no le había dado un me gusta...al contrario Me enoje muchísimo, Y entonces me puse a pensar. Cuánto hacia que yo no miraba sus publicaciones? Y si por casualidad las miraba, cuantas veces las ignore? Cuantas veces publicó carteles que sin decirlo eran para mí y yo ni los registre? Cuántas veces me enoje por los comentarios de algunos alzados y babosos, como si ella tuviera la culpa? Cuántas veces habrá esperado una reacción tierna de mi parte? Cuántas veces se habrá sentido triste al ver que no me importaba? Me puse a mirar su muro y ahí me sorprendí mas todavía. Todas sus publicaciones eran lo que se puede decir exitosas, Ni hablemos de sus fotos. Y ahí descubrí que así como yo miro mujeres en la calle, en el face o donde sea, a ella también la miran otros hombres. A ella también le mandan solicitudes. El resto del mundo ve lo linda que es, lo buena persona, el amor que me tiene, la ternura que le brota en la sonrisa y en la mirada. Todos ven eso...menos yo. Y de repente supe que podía perderla en cualquier momento por no valorarla Y me corrió un frío por la espalda. Ahora estoy esperando que llegue de trabajar...sabiendo que muchos hombres la han descubierto, la han mirado. Pero ella me a elegido a mi. Apenas cruce la puerta voy a abrazarla y a decirle cuánto la amo. Y A PEDIRLE PERDON POR NO HABERLA VISTO ANTES

miércoles, 26 de enero de 2022

TÚ TIENES EL RELOJ, YO TENGO EL TIEMPO…

(Touareg, nómada del desierto). —No sé mi edad. Nací en el desierto del Sahara, ¡sin papeles! —Nací en un campamento nómada Tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo. —¡Qué turbante tan hermoso! —Es una fina tela de algodón. Permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través. —Es de un azul bellísimo. —A los Tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados. —¿Cómo elaboran ese intenso azul añil? —Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los Tuareg, es el color del mundo. —¿Por qué? —Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa. —¿Quiénes son los Tuareg? —Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh. —¿Cuántos son? —Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio. Yo lucho por preservar este pueblo. —¿A qué se dedican? —Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio. —¿De verdad tan silencioso es el desierto? —Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo. —¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez? —Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba. Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre. Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él! —¿Sí? No parece muy estimulante. —Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas. Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua. —Saber eso es valioso, sin duda. —Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor! —Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no? —Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es! —¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa? —Vi correr a la gente por el aeropuerto. ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro. —Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja. —Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer? me pregunté. Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida. Vi correr el agua y sentí ganas de llorar. —Qué abundancia, qué derroche, ¿no? —¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso... —¿Tanto como eso? —Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo. —¿Qué pasó con su familia? —Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: Mi madre estaba ayudándome. —¿De dónde salió esa pasión por la escuela? —De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo... —Y lo logró. —Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia. —¡Un Tuareg en la universidad! —¡Ah!, lo que más añoro aquí es la leche de camella y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas; allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra. Aquí, por la noche, miran la televisión. —Sí. ¿Qué es lo que peor le parece de aquí? —Tienen de todo, pero no les basta. Se quejan. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Se encadenan de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa. En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie! —Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto. —Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde... —Fascinante, desde luego. —Es un momento mágico. Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor. La calma nos invade a todos, los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor. —¡Qué paz! —Aquí tienen reloj, allí tenemos tiempo...

lunes, 24 de enero de 2022

QUE NO SE ME OLVIDE QUIÉN SOY

Que no se me olvide ver el cielo, respirar profundo, rememorar los proyectos que pasean por mi mente y me encienden el alma. Que no se me olvide tener un rato a solas para volver a casa y recordar cada uno de mis recovecos internos. Que no se me olvide preguntarme si soy feliz con la vida que llevo, que no se me olvide sobre todo, tener el coraje para responder con sinceridad, sabiendo que siempre se puede cambiar el rumbo, teniendo mi norte, mi propósito por delante. Que no se me olvide permitirme llorar, callar, gritar, reír, sin prejuicios, sin vergüenza. Que no se me olvide estar en el momento presente, salir corriendo de la rutina y ver las estrellas aunque sea unos instantes. Que no se me olvide llevar mis manos al corazón, aunque sea una vez en el día y quedarme allí, sintiendo a la viajera, a la peregrina que me habita en todo su esplendor, porque tal vez los latidos de mi alma sean el tambor sagrado que no quiere que olvide que soy eterna, que soy, simplemente soy cuando me animo a no olvidarme.

viernes, 21 de enero de 2022

UN DÍA BAJÉ A MIS HIJOS Y YA NUNCA LOS VOLVÍ A CARGAR.

Los cargué cuándo se habían lastimado. Los cargué cuándo estaban emocionados. Los cargué cuándo estaban cansados. Los cargué cuándo aún eran demasiado pequeños para ver lo que yo podía ver. Y de pronto un día los bajé y ya no los volví a cargar. Un día, sin darme cuenta, ellos se hicieron grandes. Demasiado grandes para caber en mis brazos. Demasiado grandes para colgarse de mis piernas. Demasiado grandes para descansar en mi pecho. Un día los bajé y ya no los volví a cargar. Un día, sin darme cuenta ellos se hicieron fuertes. Lo suficientemente fuertes para seguir adelante aunque estuvieran cansados; lo suficientemente fuertes para calmar su propio dolor. Lo suficientemente fuertes para enfrentar sus más profundos miedos. Un día los bajé y ya no los volví a cargar. Un día sin darme cuenta, ellos ya podían ver lo que yo podía ver y más: ellos podían ver la belleza del mundo, ellos podían ver a aquellos que la sociedad ignora, ellos podían ver soluciones dónde otros veían problemas, ellos triunfan y caen sin que yo esté ahí. Y aunque físicamente ya no los cargue, siempre estaré ahí para aplacar sus miedos, para escucharlos cuándo lo necesiten, para dar un aplauso por sus logros, para dar un consejo en tiempos de dudas o simplemente para abrazar sin necesidad de palabra alguna. Pero ya nunca descansarán en el borde de mi cadera o se quedarán dormidos con sus pequeñas piernitas colgando de mí. Ya nunca necesitarán mi ayuda para ver por encima de la gente. Ya nunca serán pequeños para caber entre mis brazos. Ya nunca levantarán sus brazos para que yo los cargue. ¡Pero siempre estaré ahí, disfrutando de su alegría y llorando por su dolor..!

miércoles, 19 de enero de 2022

VALGO

De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda. Traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome). Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Ví tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, sólo la muerte … por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mí me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea. Que la verdadera amistad si existe, pero no es fácil encontrarla. Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti. Eso es vivir. ... La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sinsabores… aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables. Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón pero siempre hay alguien realmente dispuesto a sanarlas con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios, todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir”

viernes, 14 de enero de 2022

NO TE SIENTAS OFENDIDO

Si alguien te quiere herir, observa el dolor que oculta. Si alguien te quiere mentir, observa el vacío que guarda . Si alguien te quiere traicionar, observa la soledad que carga . Si alguien se burla de ti, observa los traumas que encierra. Si alguien te menosprecia, observa cuan grande es su miseria. Si alguien te envidia, observa su frustración interna. No te sientas ofendido por los defectos ajenos, trabaja por corregir tus defectos, corrige en ti lo más que puedas, se amable y bondadoso con quien más lo necesita. No te preocupes tanto por alimentar tu ego y empieza a alimentar tu alma.

miércoles, 12 de enero de 2022

"TE PRESTO MIS ZAPATOS."

Ven, te presto mis zapatos, para que te sumerjas a jugar un rato, en las mismas aguas donde yo me ahogué. Ven, te presto mis zapatos, para que camines la vereda de mi vida y tal vez puedas comprender. Ven, te presto mis zapatos, vive lo que yo he vivido, y dime si aún te molesta mi proceder. Ven, ponte mis zapatos, siéntete como me he sentido, y entonces me cuentas si aún puedes ser tan cruel. Sólo sabes una parte de la historia y juzgas desde lo que puedes ver. ¿Quieres tener el panorama completo? Ven, ponte mis zapatos, camina mi trayecto y luego dime si te duelen los pies.

lunes, 10 de enero de 2022

SÉ SIEMPRE AMABLE

Un hombre trabajaba en un frigorífico. Un día, cuando terminó su horario de trabajo, fue a una de las cámaras frigoríficas para hacer una inspección de última hora, pero por una fatalidad, la puerta se cerró él quedó encerrado. Aunque gritó y golpeó en la puerta con todas sus fuerzas, nadie lo oyó. La mayoría de los funcionarios ya se habían ido y era imposible oír los gritos salidos de dentro de la cámara. Cinco horas más tarde, cuando el hombre ya estaba al borde de la muerte, alguien abrió la puerta. Era el guardia de seguridad que le salvó la vida. Después de recuperarse, el hombre preguntó al de seguridad cómo fue posible que pasará por allí y abriera la puerta, cuando eso no formaba parte de la rutina de su trabajo. El de seguridad explicó: “Trabajo en esta empresa hace treinta y cinco años”. “Centenares de trabajadores entran y salen todos los días, pero usted es el único que me saluda por la mañana y se despide de mi por la tarde”. Los demás me tratan como si yo fuese invisible. Hoy, como todos los días, me dijo “HOLA” en la entrada, pero no oí su ‘HASTA MAÑANA”. Espero su “Hola” y su “hasta mañana” todos los días. Para usted yo soy alguien... Al no oír su despedida, sabía que algo podía haber pasado...