Debido a nuestra meditación podemos experimentar un momento
de completa pureza y ligereza.
Podemos experimentar un estado de pureza libre de ego en el que somos
meros espectadores de los objetos y de los eventos de nuestro entorno, sin ser afectados
de ninguna manera por ellos. Los datos sensoriales no nos alcanzan.
Permanecemos sin afectarnos por los eventos que nos rodean como una piedra
apoyada en el agua. Siempre que alcanzamos ese
estado deberíamos esforzarnos en seguir vigilantes, alertas y
conscientes de la experiencia.
Podemos oír un trueno que nadie más puede oír, incluso podemos jurar que
está haciendo temblar la casa entera. O
el sonido que solo nosotros oímos puede ser como el zumbido de una abeja o la
nota de una trompeta lejana. Estas experiencias auditorias son muy poco
frecuentes para una persona normal, pero para aquellas personas que practican
meditación, son bastantes ordinarias.
Siempre que tengamos una experiencia nueva,
como una visión, es mejor comentarla con alguien de confianza y que sea
asiduo a la meditación, porque si se hace con personas que no saben nada de
meditación, quizás puedan sacar conclusiones erróneas provenientes de la
ignorancia.Si esto ocurre, no nos debemos apegar a estas experiencias, hay que dejarlas pasar, como agua que corre por el arroyo.
Más allá de la práctica de la meditación, esta la actitud. Un principiante
debe aprender a cultivar la serenidad de conocer que es importante y que no lo
es, de aceptar y perdonar.
Debe estar vigilante para no permitir reafirmase en su ego.
Siempre que alcanzamos el estado de perfecto conocimiento de no-ego, nos
damos cuenta que es imposible describirlo.
El problema final con el que el practicante se enfrenta, es el de
penetrar realmente en el Vacío sobre el que tanto gusta teorizar a los
principiantes. Debe lograr la "no-mente". En vez de proceder en una
única dirección, tiene que expandirse en todas las direcciones.
Cuando esto pasa, has descubierto lo que significa estar sin ego, pero
ahora debes vivir los resultados de ese descubrimiento. Tus acciones no pueden
ser premeditadas y artificiales.
De este modo, alcanzar la iluminación es la
difícil tarea de cuantos empezamos en la meditación. No es tarea fácil.