A mí me gusta mucho identificar a la vida, como un camino y es que la vida es
eso, un camino, una ruta a seguir, un caminar constante.
Lo primero que tenemos que hacer, es amar nuestro camino,
sin este principio, no va a tener nada sentido, ni vamos a tener ilusión cada
día para empezar a caminar.
Al principio
del camino hay una encrucijada. Allí puedes pararte a pensar en la dirección
que vas a tomar. Pero no te quedes demasiado tiempo, o nunca saldrás de ese
lugar. Podemos preguntarnos ¿cuál de
estos caminos tiene un corazón? Reflexiona lo necesario sobre las opciones que
tienes delante, pero una vez que des el primer paso, olvídate definitivamente
de la encrucijada. Si prestaste oídos a tu corazón antes de ponerte en
movimiento, escogiste sin duda el buen camino.
Hay que hacer de
nuestro camino un espejo de nosotros mismos, no tenemos que dejarnos influir
por como los demás cuidan y llevan sus caminos.
Los caminos se
cruzan y podemos escuchar los consejos que otros nos dan, pero nos incumbe a nosotros tomar
nuestras propias decisiones. Somos los
únicos responsables del camino que elegimos.
La naturaleza
sigue sus propias reglas, por lo tanto,
tenemos que estar preparados para los
súbitos cambios del otoño, para el hielo resbaladizo del invierno, para las
tentaciones de las flores en primavera, y para la sed y el calor del verano.
En cada estación, hay que aprovechar lo mejor que nos ofrezca.
Hay que honrar nuestro camino,
en la misma medida en que nosotros respetemos el suelo que pisamos, este mismo suelo nos
respetará a nosotros. Haz siempre lo más adecuado para conservar y mantener tu
camino, y él hará lo mismo por ti.
Nuestro camino,
unas veces es muy largo y otras se hace corto, pero es una bendición recorrerlo
durante el tiempo que nos sea permitido. Un día terminará y por eso debemos
estar siempre listos para despedirnos en cualquier punto. Por mucho que nos
deslumbren determinados paisajes, o nos asusten ciertos trechos donde hay que
esforzarse especialmente para seguir, no nos aferremos a nada. Ni a los momentos
de euforia, ni a los que todo parece difícil. Más tarde o
más temprano, nuestra jornada habrá llegado a su término. Hay que estar
satisfechos y felices de nuestro caminar por el sendero de la vida.
Buen texto Ana, creo que es importante tener presente que a menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.
ResponderEliminarSaludos.
Cuando tenemos enfilada la vida hacia un camino, es muy difícil por muy mal que nos vengan las cosas, buscar otro. Pero cuando nos atrevemos, debemos tener en cuenta que ha sido decisión nuestra y por lo tanto debemos recorrerlo con mucha ilusión y renovadas energías. Porque como dice un refrán: No hay camino llano, que no tenga algún barranco. Un abrazo.
ResponderEliminarDa igual por donde tomemos el atajo, lo que tenemos que encontrarnos, nos lo encontramos. Un saludo
ResponderEliminarEs verdad Ana,porque todos los caminos van a Roma. Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanta.
ResponderEliminarA mí sencillamente escuchar la palabra "Camino" se me eleva la vibración.
Ya no es sólo por mis maravillosas experiencias, el aprendizaje y la conciencia que vivo haciendo el Camino de Santiago... Es q comparto como tu, q la vida es un camino que cada uno de nosotros recorre y va haciendo sus propias elecciones, y si no te gusta un camino, siempre sale otro a la derecha, a la izquierda o puedes dar media vuelta hasta que encuentres un cruce de camino para tomar otra elección.
Pero sí q es importante respetar nuestras elecciones y no juzgarnos, sencillamente si no nos hacen felices, cambiar. Respetarnos es respetar ese camino que transitamos dándole gracias a la tierra a nuestros pies y al cielo en nuestra coronilla.
Un fuerte abrazo