Sin importar la
edad que tengamos o aparentamos, todos llevamos un ser diminuto en nuestro interior,
nuestro otro yo, el niño o niña interior, un niño que está herido.
Uno de los pasos fundamentales para crecer interiormente, es conocer nuestro niño y darle aquello que está necesitando y hacer las paces con él.
Cuando hablamos
con nuestro chico y recordamos el pasado junto, sacamos del fondo cosas que nos
entristecen, que nos atormentan a veces, por eso es bueno entablar una relación
de comprensión y amor.Uno de los pasos fundamentales para crecer interiormente, es conocer nuestro niño y darle aquello que está necesitando y hacer las paces con él.
Conocer nuestros miedos, es el primer paso para poder superarlos, el miedo nos lleva a repetir patrones de conducta y actitudes, a ser rechazados, al abandono, en realidad si no nos enfrentamos a él, es nuestro niño interior el que nos limita, llevándonos a sentir celos de aquello que nos rodea, a ser posesivos y a veces egocéntricos.
La única manera de superar los temores es garantizándole que siempre estaremos a su lado, que no lo vamos a dejar.
El miedo a la perdida que siente nuestro niño, nos produce una profunda tristeza, e inseguridad disfrazando nuestro ego, adoptando actitudes negativas.
Cuando somos conscientes del origen de todo temor y miedo, podemos optar por sanarlo, para esto debemos establecer un vínculo y una relación amorosa con nuestro chico, de este modo sanamos las heridas del pasado, las inseguridades y adquirimos más seguridad en nosotros mismos.
Sentir miedo es algo natural, pero debemos superarlo poco a poco, aceptando cambiar las ataduras que nos encadenan.