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viernes, 21 de enero de 2022
UN DÍA BAJÉ A MIS HIJOS Y YA NUNCA LOS VOLVÍ A CARGAR.
Los cargué cuándo se habían lastimado. Los cargué cuándo estaban emocionados. Los cargué cuándo estaban cansados. Los cargué cuándo aún eran demasiado pequeños para ver lo que yo podía ver.
Y de pronto un día los bajé y ya no los volví a cargar.
Un día, sin darme cuenta, ellos se hicieron grandes. Demasiado grandes para caber en mis brazos. Demasiado grandes para colgarse de mis piernas. Demasiado grandes para descansar en mi pecho.
Un día los bajé y ya no los volví a cargar.
Un día, sin darme cuenta ellos se hicieron fuertes. Lo suficientemente fuertes para seguir adelante aunque estuvieran cansados; lo suficientemente fuertes para calmar su propio dolor. Lo suficientemente fuertes para enfrentar sus más profundos miedos. Un día los bajé y ya no los volví a cargar.
Un día sin darme cuenta, ellos ya podían ver lo que yo podía ver y más: ellos podían ver la belleza del mundo, ellos podían ver a aquellos que la sociedad ignora, ellos podían ver soluciones dónde otros veían problemas, ellos triunfan y caen sin que yo esté ahí.
Y aunque físicamente ya no los cargue, siempre estaré ahí para aplacar sus miedos, para escucharlos cuándo lo necesiten, para dar un aplauso por sus logros, para dar un consejo en tiempos de dudas o simplemente para abrazar sin necesidad de palabra alguna.
Pero ya nunca descansarán en el borde de mi cadera o se quedarán dormidos con sus pequeñas piernitas colgando de mí. Ya nunca necesitarán mi ayuda para ver por encima de la gente. Ya nunca serán pequeños para caber entre mis brazos. Ya nunca levantarán sus brazos para que yo los cargue.
¡Pero siempre estaré ahí, disfrutando de su alegría y llorando por su dolor..!
4 comentarios:
Queridos seguidores, les doy las gracias por compartir su tiempo con este blog. Hay personas que brillan con luz propia y vosotros la tenéis. Alumbráis mi existir y el del blog, con vuestros comentarios y visitas. Sois unos encantadores magos que hacéis que mi alma se ilumine de luz y color.
A veces es necesario tomar un nuevo rumbo para seguir creciendo.
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Talento y creatividad a base de escritura y amor de madre e hijo/s. Pero es asi. Como pájaros, criamos a nuestros hijos -como ellos nos criaron un día- y luego ellos "vuelan" en busca de los demás y de sus propios nidos. No los retienes porque ahora son ellos los que retienen a su descendencia. Es la ley de la vida.
ResponderEliminar.
Feliz fin de semana…saludos.
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Pensamientos poéticos y ensoñaciones
Aleccionante texto, sobre el afecto a los hijos, en esa bella anáfora de cargar a los hijos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarLos hijos se hacen grandes y vuelan solos pero nosotras siempre estaremos ahí. Precioso texto Ana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y lo que yo la echo de menos...
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