La cultura japonesa es milenaria y a lo largo de su historia
le ha otorgado un gran valor a las virtudes en combate. El combatiente japonés,
a diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, debe estar colmado de valores
para ser digno. La palabra bushido habla precisamente de esto y se traduce como
el camino del guerrero.
Este camino del guerrero, o bushido, habla acerca de un
código de ética que aplicaban los samuráis. Contiene una serie de principios,
pero sobre todo siete valores, que debían regir la conducta. Se dice que se
enseñaba a los miembros de la clase dirigente, desde muy temprana edad.
Según el camino del guerrero, solo cuando se tiene coraje se
puede ser libre. Es el coraje lo que permite vivir plenamente, sin las ataduras
que impone el miedo. Se necesita valor para decidir actuar, especialmente para
hacer grandes cosas.
El coraje no es arrojo ciego. Para que sea verdadero coraje
debe estar acompañado por la inteligencia y la fuerza. El miedo existe, pero no
debemos dejarnos vencer por él. En lugar de esto, debemos reemplazarlo por la
precaución y el respeto. Así emergerá el verdadero coraje.
En el camino del guerrero la cortesía no es simplemente un
conjunto de gestos amables o de buenas maneras. En realidad se trata de una
virtud que se encuentra estrechamente relacionada con el respeto por el otro,
incluso si es un enemigo.
La cortesía es, ante todo, respeto y consideración por el
otro, sin importar las circunstancias. Esto significa no ser cruel, ni hacer
demostraciones innecesarias de fuerza o poder. Se trata de una virtud que
muestra carácter y mucha fuerza interior.
La fortaleza y el poder que se tienen deben ser empleados en
bien de todas las personas. Así lo señala el camino del guerrero, que además
insiste en el enorme valor que tiene la solidaridad. Esta es una característica
que adorna a la fuerza.
La compasión no es solamente un sentimiento, sino que se
debe traducir en acciones concretas. Siempre que se pueda ayudar a alguien,
debe hacerse. Y si no se cuenta con la oportunidad de ayudarlo, hay que salir a
buscar esa posibilidad.
Dice el camino del guerrero que la justicia no tiene medias
tintas. Según esta antigua sabiduría, lo justo emana simplemente de definir lo
que es correcto y diferenciarlo de lo que no lo es. Lo correcto se premia y lo
incorrecto se castiga.
La lealtad es propia de
los espíritus fuertes y nobles. Lo que uno dice o hace le pertenece por
completo. Por lo tanto, también son nuestras las consecuencias. De ahí que se
deba tener gran sentido de responsabilidad antes de actuar o de expresarse.
La lealtad es, sobre todo, lealtad con uno mismo. Capacidad
para ser consecuente o coherente. Para los samuráis la palabra tiene un inmenso
valor. No se habla por hablar, ni se dice por decir. Por eso en el camino del
guerrero las palabras son totalmente equivalentes a los actos. Cuando se dice
algo es como si ya estuviera hecho.
Según el camino del guerrero, la virtud más grande de todas
es el honor. Ser honorable significa actuar con rectitud, sin importar las
circunstancias. El honor está asociado al respeto que se siente por uno mismo.
Esto implica no permitirse caer en comportamientos poco éticos o despreciables.
Es tan importante el honor en esta filosofía que si se pierde la única manera
de recuperarlo es quitándose la vida.
Lo más interesante del camino del guerrero es que siendo un
código ético tan antiguo, los valores que promueve mantienen su vigencia. Muy
distinto sería el mundo si en cada conflicto, o en cada confrontación,
aplicáramos esos valiosos principios de los guerreros samuráis.
De los samurais hay mucho que aprender, los asiáticos tienen una cultura muy diferente a la nuestra. Abrazos
ResponderEliminarMe gusta esa cultura, lleva sabiduría.
ResponderEliminarFeliz jueves ana.
Un beso
Muy buena reflexión , Ana. Deberíamos tomar nota de los samurai, aunque yo no soy muy de combates. Un abrazo.
ResponderEliminarEsa cultura siempre ha llamado mi atención,cariños.
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