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jueves, 26 de abril de 2018

ANALFABETISMO EMOCIONAL



Analfabetismo emocional: cuando a nuestro cerebro le falta corazón
Son muchas las personas que sufren analfabetismo emocional. Son hábiles en el dominio de múltiples competencias, disponen de un sinfín de títulos y maestrías, pero hacen la misma gestión emocional que un niño de tres años. Ese aprendizaje no viene de fábrica y es lo queramos o no, una asignatura pendiente a la que deberíamos dedicar más recursos…
La mayoría de nosotros sabemos cuáles son los principios de una buena salud física: una alimentación equilibrada y lo más natural posible, algo de ejercicio, dormir cada noche entre 7 y 9 horas y realizarnos revisiones médicas periódicas para asegurarnos que todo va bien.
Sin embargo, si hay algo que descuidamos casi de forma alarmante es eso que se contiene entre nuestros oídos: el cerebro. Ahora bien, no nos referimos a ese conjunto de células nerviosas, estructuras y circunvoluciones. Hay que centrar la atención en los indicadores de nuestra salud emocional, es decir, en esa capacidad para sentir la vida y nuestras relaciones, en el estado de esa facultad para entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos…
El ser humano es mucho más que una serie de competencias lingüísticas, matemáticas o tecnológicas. Somos, por encima de todo, seres sociales y emocionales, dimensiones estas que quedan a menudo descuidadas, y hasta infravaloradas en las instituciones educativas. Porque, admitámoslo, de poco nos va a servir saber resolver una ecuación de segundo grado si somos incapaces, por ejemplo, de comunicarnos con eficacia y de empatizar con aquellos que nos rodean.
Sabemos que el término “analfabetismo” tiene una connotación negativa. Sin embargo, no podemos llamar de otro modo a una realidad psicosocial más que evidente. Pongamos un ejemplo, en la actualidad se habla mucho de la figura de los líderes transformadores. De personas capaces de dinamizar una organización gracias a su buen manejo de la inteligencia emocional, de la motivación, de su don para producir impacto en los demás y crear entornos donde las personas pueden hacer uso de su creatividad.
En ocasiones se venden ideas que en la realidad, brillan por su ausencia. Así, es bastante común encontrarnos con directivos o líderes empresariales incapaces, no solo de infundir inspiración a los demás, sino con una nula capacidad para controlar sus emociones, su frustración, su enfado… Son como niños de 3 años enfadados por no obtener aquello que desean, situados por completo en ese pensamiento egocéntrico definido por Piaget en su momento.
Incapacidad para entender y manejar las propias emociones.
Dificultad para comprender las de los demás.
Por otro lado, los costes del analfabetismo emocional pueden ser enormes: pensamiento polarizado, represión, racismo o sexismo, narcisismo, necesidad obsesiva por tener la razón.

                           


5 comentarios:

  1. Es muy importante aprender a gestionar nuestras emociones, si no sabemos nos pueden dar muchos problemas.
    Un beso.

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  2. Pues ya tiene nombre lo que siempre he llamado de otros modos. Interesante. Un abrazo Ana

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  3. Hola Ana.. Totalmente de acuerdo con tus apreciaciones, me ha sorprendido el comentario sobre los líderes empresariales, yo que me he movido en ese mundo un poquito, me ha sorprendido lo bien que lo has definido, mucho charlatán vendedor de sueños e ilusiones, mucha teoría y poca practica, lo importante es saber comunicar y solo se consigue con "sinceridad y con honestidad"..
    Un abrazo.

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  4. Genial ese título, muy bueno Ana. A veces, o más bien a menudo, reaccionamos como autómatas ante los estimulos. Complejo este tema de las emociones, y que me ha gustado la forma que le has dado. Sí, mucho charlatan vendiendo sueños e iluciones.
    Feliz tardenoche.
    Un beso.

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