“Perdemos el sentido de lo sagrado encarnado en todos los
seres vivos, árboles, rocas, mares, animales de cuatro patas, pájaros, niños,
hombres y mujeres. Con este desprecio por la santidad de la Naturaleza, vino la
negación de la santidad del cuerpo.
No siempre fue así. Cuando el cuerpo de la mujer era el
equivalente del cuerpo de la Diosa, la mujer era recipiente del milagro de la
vida.
En tiempos pasados, cuando la metáfora y el arquetipo en
lugar del conocimiento científico, describían el funcionamiento de las cosas,
había una sensación de respeto admirado hacia las mujeres. La admiración tenía
que ver con los cambios por los que atravesaba su cuerpo. La niña se convertía
en mujer cuando menstruaba; la sangre siempre ha tenido una cualidad numinosa.
Sangraba todos los meses hasta que quedaba embarazada, y entonces dejaba de
sangrar durante nueve meses y se convertía en un recipiente para la nueva vida.
Se creía que retenía la sangre en su cuerpo para formar el
bebé. Después de tener a su bebé volvía a sangrar, mes tras mes, hasta la
menopausia, en que de nuevo dejaba de sangrar.
Esto también era considerado admirable, pues entonces se
creía que retenía la sangre en su cuerpo, no para formar un bebé, sino para
alimentar su sabiduría. Las mujeres están ahora reclamando esta forma muy
diferente de ver sus experiencias, al traer de nuevo al mundo un sentido de lo
sagrado de la materia. La reverencia y la fertilidad que en un tiempo se
concedía a la mujer que menstruaba, quedo enterrada junto con la Diosa.
En su ausencia, algunas mujeres olvidaron la profunda
sabiduría del cuerpo femenino.
Las mujeres saben con su cuerpo.”
Este texto ha sido tomado del libro, -SER MUJER, UN VIAJE
HEROICO- de Maureen Murdock
Que bonito, debe de ser un libro muy interesante, lo tendré en cuenta para leerlo. Gracias por compartir. Un beso.
ResponderEliminarEste texto le da sentido al concepto divino femenino.
ResponderEliminarExcelente post el de hoy. Es necesario q las mujeres vayamos reencontrandonos con nuestro poder, con la Diosa que hay en cada una de nosotras.
ResponderEliminarDe mi diosa a tu diosa, gracias
Apuntaré ese título para comprarlo, gracias por compartir algo tan hermoso.
ResponderEliminarBesos
Luzdemar, el libro está en la biblioteca del Shambhala. Un abrazo
ResponderEliminarAntes era así Sergio, la mujer era sagrada, respetada, valorada, admirada, querida…., pero todo se perdió por el camino, hoy ya ves… Un abrazo
ResponderEliminarHola CaroLuna, una Diosa maravillosa, gracias por existir. Un abrazo de luz
ResponderEliminarHola verónica, me alegra que te haya gustado el texto. Un abrazo
ResponderEliminarAna muchas gracias por pasar y quedarte..Ya me habia quedado por aca, asi que estamos en contacto.Un beso.
ResponderEliminarMuy interesante texto que rescata la naturaleza femenina y su importancia como dador de la vida...
ResponderEliminarMuy buen post Anita.
Un abrazo Cristina