Sin importar la edad que tengamos o aparentamos, todos
llevamos un ser diminuto en nuestro interior, nuestro otro yo, el niño o niña
interior, un niño que está herido.
Uno de los pasos fundamentales para crecer interiormente, es
conocer nuestro niño y darle aquello que está necesitando y hacer las paces con
él.
Cuando hablamos con nuestro chico y recordamos el pasado
junto, sacamos del fondo cosas que nos entristecen, que nos atormentan a veces,
por eso es bueno entablar una relación de comprensión y amor.
Conocer nuestros miedos, es el primer paso para poder
superarlos, el miedo nos lleva a repetir patrones de conducta y actitudes, a
ser rechazados, al abandono, en realidad si no nos enfrentamos a él, es nuestro
niño interior el que nos limita, llevándonos
a sentir celos de aquello que nos rodea, a ser posesivos y a veces
egocéntricos.
La única manera de superar los temores es garantizándole que
siempre estaremos a su lado, que no lo vamos a dejar.
El miedo a la perdida que siente nuestro niño, nos produce
una profunda tristeza, e inseguridad disfrazando nuestro ego, adoptando
actitudes negativas.
Cuando somos conscientes del origen de todo temor y miedo,
podemos optar por sanarlo, para esto debemos establecer un vínculo y una
relación amorosa con nuestro chico, de este modo sanamos las heridas del
pasado, las inseguridades y adquirimos más seguridad en nosotros mismos.
Sentir miedo es algo natural, pero debemos superarlo poco a
poco, aceptando cambiar las ataduras que
nos encadenan.
Es verdad, él nos llama pero lo hacemos callar demasiadas veces. Ahora voy a escucharlo.
ResponderEliminarPues sí, saquemos nuestro niño interior, para mimarlo y amarlo como se merece.
ResponderEliminarUn beso.
Que los miedos no nos atenacen, que ese niño esté siempre presente y nos devuelva la frescura. Un abrazo
ResponderEliminarHay que mirar y cuidar a nuestro niño interior ya que nuestra estabilidad dependea veces de ello.
ResponderEliminarBesos
dices verdad...
ResponderEliminarconocernos es prioritario para poder entablar buenas relaciones con los demás y ser sanos de espíritu...
ciertamente, llevamos un niño/a interno, el que se ata, o no se deja reír como debería de ser.
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