Un hombre muy ocupado escuchó hablar de un sabio lama y se
decidió a visitarle. Era un destacado comerciante, pero también tenía algunas inquietudes
espirituales. Así que decidió ir a conocer al lama.
-Siento inclinaciones espirituales, a pesar de que paso mís
días ocupado en mis negocios. He venido a veros, pues creo que escuchar algunos
de vuestros sabios consejos me permitirá crecer espiritualmente.
-Lo primero que he de decirte es que sería conveniente que
empezaras a interesarte de verdad un poco por la vida espiritual, pues ya no
eres un jovenzuelo. No alcanza con que tengas algunas inclinaciones
espirituales, sino que deberías comenzar a practicar -replicó el lama.
-Me encantaría hacerlo, y lo he intentado, ¡pero estoy tan
ocupado! Mis obligaciones y ocupaciones consumen todo mi tiempo, y no me
permiten dedicarme a las prácticas espirituales. Ojalá pudiera dejar de hacer
todo ello y dedicarme a la meditación -se lamentó el hombre.
-Estoy seguro de que tú sabes muy bien lo que haces -dijo
apaciblemente el maestro-. Sólo que cuando mueras (y la muerte llega sin
aviso), tu lápida rezará: “Aquí yace un hombre que supo llenar su vida de
inútiles actividades”.
Yo creo que siempre hay tiempo para todo, por muy ocupados que estemos.
ResponderEliminarSi se quiere, se puede.
Un beso.
Muchas actividades son inútiles, pero suelen ir pegadas en el engranaje de la vida que llevamos. Deberiamos atesorar un poco de tiempo para nosotros. Saltos y brincos
ResponderEliminarA veces nos quejamos de la falta de tiempo, pero esta viene debida a las múltiples actividades que desearíamos hacer y que en realidad no nos llevan a nada.
ResponderEliminarBesos
Me encantó!
ResponderEliminarUn texto muy sabio.
Si tomáramos consciencia de la impermanencia de las cosas sería muy distinto, estamos aprendiendo día a día.
Gracias por compartir.
Un abrazo.
y que le faltó tiempo !!
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