Tao Porchon-Lynch tiene 98 años, tres prótesis de cadera y,
tal y como muestra el marcador que preside su página web, 1.000 días de trabajo
a sus espaldas. A su edad esta nonagenaria es la profesora de yoga, en activo,
más veterana del planeta. ¿Y cómo se logra esa gesta? “Cuando me despierto por
las mañanas me digo a mí misma: "Este va a ser el mejor día de tu vida” “Todo
lo que pones en tu mente se materializa, así que trata de no plasmar nada
negativo”.
Aunque nació en la India, donde descubrió con ocho años esta
disciplina milenaria ("creí que era un nuevo juego"), Tao trabajaría
después como modelo en Europa antes de trasladarse a Estados Unidos, donde lleva
más de 50 años enseñando yoga. A sus clases en el centro de Nueva York en el
que trabaja acuden dos veces por semana una docena de alumnos a los que
Porchon-Lynch no se cansa de repetir, con una sonrisa en la boca, que no tiene
intención alguna de retirarse.
“Una de las cosas que más me gusta”, cuenta Tao en este
vídeo sentada en el suelo y con las piernas entrelazadas, “es cuando logro
mostrarle a alguien que dice que no puede hacer algo, que realmente puede
hacerlo”. Una filosofía que aplica a sí misma porque, además del yoga, Tao
sigue conduciendo, acaba de sacar un libro contando sus experiencias y ha
ganado varios premios como bailarina, actividad en la que se inició a los 87
años.
“Yo le enseño baile y ella me da lecciones de vida”, contaba
a The New York Times Anton Bilozorov, el joven profesor de 25 años que también
acompaña a Tao a los concursos en los que participa y ejerce como su pareja de
baile.
Pasada una edad tendemos a rendimos y a dar por sentado que
nuestra actividad física ha llegado a su fin. Pero nada más lejos de la
realidad. Los profesionales, lejos de desaconsejarlo, animan a los octogenarios
a buscar un deporte acorde a sus circunstancias y probar. En pequeñas dosis y
realizándose de forma regular, ejercitarse cumplidos los 80 puede aliviar el
dolor o los síntomas derivados de ciertas enfermedades y ayudar a sentirse más independiente.
Además, en palabras de Manuel Villanueva, traumatólogo y
director médico de Avanfi-tulesióndeportiva.com, “aumenta la participación
social, incrementa la calidad del sueño, un beneficio muy de agradecer según se
cumplen años, reduce la ansiedad y la depresión, mantiene el equilibrio
psíquico e incrementa la longevidad”.
Después de la historia de Tao Porchon-Lynch seguramente no
sea necesario volver a repetir los beneficios mentales y físicos que aporta el
yoga. Una disciplina que no para de generar nuevos adeptos.
Aunque está más extendido entre los adultos, el yoga crece
también entre los niños y algunos colegios lo han incorporado ya a sus
actividades
Gracias por compartir. Un beso.
ResponderEliminarEnvidiable su carácter y su forma física y mental. Saltos y brincos
ResponderEliminarHola Ana, caminando llegué a tú casa y aquí me quedo, espero contagiarme de este espíritu próximo a la eterna juventud...
ResponderEliminarGracias, pasa buen día, besos totales..
Una mujer digna de encomio.
ResponderEliminarSana envidia dan estas personas con esa vitalidad, me ha gustado la frase “Yo le enseño baile y ella me da lecciones de vida” y es que profesores los hay para cualquier materia, pero lecciones de vida, eso es mas difícil encontrar quien las de bien..
ResponderEliminarUn abrazo Ana..
Hola Ana, regreso para saludarte, para darte las gracias, y para decirte que leas poesía es pura yoga mental..espiritual.....
ResponderEliminarGracias, pasa buena tarde, besos entregados..
Me encanta ver como personas con una avanzada edad pueden y quieren seguir vivas
ResponderEliminarAlguien que se la jugó entero por la vida...
ResponderEliminarsiempre hay motivos para repensar nuestro siguiente paso...
que bueno...
Parece increible!!Qué grande!!
ResponderEliminarMe parece que voy a teenr que apuntarme ,no por tener esos años,que aún me quedan unos cuantos,si no por los beneficios para la mente.
Besucos
Gó