Un día, el rabino Aizik de Cracovia, que vivía en extrema
pobreza, soñó que debía hacer un viaje a Praga porque debajo del puente que
conducía al palacio encontraría un tesoro. Como el sueño se repitió varias
veces, Aizik partió hacia Praga.
Cuando llegó a la ciudad se dirigió al puente, pero al
encontrarlo no se atrevió a excavar en el lugar previsto porque había muchos
centinelas vigilándolo día y noche. Indeciso, se quedó rondando durante varias
jornadas, hasta que un día el capitán de los guardias se le acercó para indagar
qué quería. El rabino le conto su sueño y el capitán se echó a reír, pues le
parecía una tontería hacer caso de un sueño.
Para demostrarlo, le refirió a su vez el que él había
tenido; en la casa de un rabino de Cracovia llamado Aizik se oculta un tesoro
debajo de la estufa. Aizik le dio la razón y se despidió de él rápidamente. En
cuanto llegó a su casa, se puso a excavar debajo de la estufa y justo allí
encontró el tesoro.
La sabiduría popular transmite a menudo, en forma de
sencillos cuentos, verdades que son difíciles de explicar incluso utilizando un
lenguaje filosófico elaborado. El tema de un preciado tesoro que alguien va a
buscar muy lejos, y que tras penurias y frustraciones, lo encuentra por fin en
su propia casa, es frecuente en varias fuentes literarias. Lo que nos quiere
decir es que a veces buscamos fuera, lo que tenemos dentro, pero en todos los
aspectos de la vida.
Que gran verdad. Que ciegos estamos a veces, buscando fuera lo que tenemos dentro. Si nos molestásemos en excavar un poco, descubriríamos los tesoros que tenemos, sin agotarnos tanto en su búsqueda. Muy bonito Ana. Un beso.
ResponderEliminarNo aprecias tu tesoro hasta que lo pierdes. Un beso.
ResponderEliminarHola Ana.
ResponderEliminarMoralejas en cuentos y relatos que dicen tanto y no lo llegamos a comprender del todo, todo lo que necesitamos lo traemos en alma cuando aquí llegamos, por alguna razón, al llegar buscamos fuera y por eso nunca encontramos lo que el corazón desea.
Publiqué el lunes pero no se actualizó.
Un abrazo
Bonitas enseñanzas se esconden en esas leyendas, y ahora al leerte recapacitamos, mañana volveremos a olvidarlo. O pasado. Saltos y brincos
ResponderEliminarEs una verdad grande como un templo. la gente debería conformarse con las cosas sencillas de la vida. Aunque corren tiempos díficiles.
ResponderEliminarUn beso. Me ha encantado la metáfora.
Muy buena enseñanza.
ResponderEliminarBesos
Hola Ana, este cuento me recuerda allibro de Paulo Cohelo El Alquimista. Que se fue a buscar el tesoro lejos de donde tuvo el sueño, y estaba justo debajo de donde soñó con el tesoro.
ResponderEliminarUna gran verdad con su moraleja.
Muchas gracias por compartirlo.
Un beso