.

.

miércoles, 9 de octubre de 2013

EL ESTRÉS



El estrés, que en su justa medida permite realizar las tareas diarias, cuando se desboca se convierte en un remolino que nos absorbe hacia su centro, llevándonos a perder el nuestro.
La causa del estrés depende de la forma de vida, la educación o la herencia genética.
Su inicio puede ser inesperado y repentino, como un trueno que nos sorprende, o paulatino, como una suave brisa que desata un vendaval. En el primer caso recibimos una noticia imprevisible relacionada con una pérdida o una complicación. En el segundo, el estrés comienza pacíficamente, se va introduciendo poco a poco, con la acumulación de cansancio, de pequeños sucesos que parecen inofensivos, pero van tomando fuerza y sin saber cómo, nos colocan dentro de un ciclón.
El exceso de estrés impide que vivamos en el presente y hace que éste se desvanezca.
Pero hay luz al final del túnel, para relajarnos es importante saber las causas del estrés, para poder ponerle remedio o prevenirlo.
La búsqueda de la serenidad está reñida con la exigencia, la velocidad y la conquista violenta de objetivos mentales. La relajación requiere observación, paciencia y hábitos que permitan conseguirla de forma gradual. Tiene su propio ritmo, que no es mental, sino físico.
El cuerpo reconoce el ritmo de la mesura, de la atención sin tensión, del momento presente. El pensamiento nos ayuda a recordar, su misión es memorizar las pautas que nos ayudan a volver al cuerpo, por eso debemos ir intercalando pequeñas “islas” de relajación a lo largo del día para poder prevenir que el estrés suba de tono.
La adaptabilidad a cualquier circunstancia es el hilo conductor para alcanzar la relajación.

8 comentarios:



  1. Algunas veces tengo estrés y a veces escuadro o escinco.
    Pero me siento al ordenador a leer blogs y se me pasa. Saltos y brincos

    ResponderEliminar
  2. El estrés elevado nos hace tener la cabeza enmarañada de múltiples pensamientos y nos es muy difícil centrarnos en intentar relajarnos, pero aunque sea muy complicado se llega a reducir, incluso a controlar, a base de mucho trabajo y paciencia. Como cada persona es un mundo, no hay una técnica concreta para alejarlo de nosotros, lo que si está claro, que practicar ejercicios de relajación es fundamental para poder controlarlo. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Ester estoy muy, que digo muy, muchísimo de acuerdo contigo, cuando me siento delante del ordenador y me pongo a ver blog y a buscar cosas, el estrés y el tiempo se me pasan en un pis-pas y salgo totalmente relajada. Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Luzdemar, lo que tenemos que conseguir, yo me incluyo la primera, es tener muchos momentos a lo largo del día, de relajación, sin dejar lo que estamos haciendo, pero llevar a la mente un mensaje de quietud y así vamos entrenándola hasta que ese sea su estado natural. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Observo que nuestras actuales entradas contienen numerosos paralelismo que comparto y estoy de acuerdo con tus apreciaciones.
    Instructiva entrada.
    Besos
    Amdré

    ResponderEliminar
  6. Sí, hay estrés quizás porque nos exigimos demasiado, porque queremos la perfección, porque no abarcamos lo que deseamos, porque nuestros sueños no se hacen real.
    La verdad, ahora que nada deseo, que no sirvo para nada, que acepto mi ineptitud y mis limitaciones, no sufro tanto estrés; tristeza mucha, pero estrés no.
    Abrazos. Rosa.

    ResponderEliminar
  7. A mi hace casi un año me diagnosticaron una hernia de hiato provocada por el estrés y además duermo muy, muy mal, con infinidad de pesadillas.
    No sé que hacer.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Sabemos que no es bueno, pero algunas veces al parecer lo olvidamos, el nos trae consecuencias muy negativas.
    Besos, buena noche

    ResponderEliminar

Queridos seguidores, les doy las gracias por compartir su tiempo con este blog. Hay personas que brillan con luz propia y vosotros la tenéis. Alumbráis mi existir y el del blog, con vuestros comentarios y visitas. Sois unos encantadores magos que hacéis que mi alma se ilumine de luz y color.
A veces es necesario tomar un nuevo rumbo para seguir creciendo.