Se va el verano, como estación todavía quedan unos días hasta
el veintidós, que nos entre el otoño, pero sí se nos va todo lo que representa,
libertad de horarios, vacaciones, días enteros en familia, encuentros con
amigos, ir a la playa, leer tumbados en la arena, escuchar el rumor del mar, cenas
al aire libre acompañados por la danza susurrante de las hojas y ramas de los
árboles.
Ahora nos queda mirar de frente la realidad
para afrontar el retorno a la vida diaria y cotidiana.
Hay personas que viven este periodo
como una profunda depresión y otras despiden el verano con júbilo. A mí me
encanta el verano y me da pena que se marche pero lo despido dando gracias
por toda la energía recibida, por
el descanso de las presiones, por la cercanía de familiares y amigos, agradecida por la nutrición que me dieron el
Sol y la Tierra con su generosa inyección de vida.
En el invierno me encanta sentir el
calorcito de los tímidos rayos de sol que nos llegan. En verano me gusta disfrutar de
los amaneceres cada mañana y por las tardes del crepúsculo, con esos colores
maravillosos que me llenan de quietud y bienestar.
No hay que quedarse apegado,
hay que
valorar las cosas nuevas que entran a nuestra y ahora toca
reorganizarnos para el nuevo curso y para todo lo nuevo que nos llega, saborear la ilusión de lo desconocido, no
pensemos que es rutina o que ya conocemos todo lo que vamos hacer. Hay que
volver a tener la ilusión de un niño. Ellos tienen unas enormes ganas de empezar el nuevo curso y
encontrarse con sus compañeros. Seamos niños en ese aspecto y empecemos el
curso con ganas e ilusión.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy cierto.
ResponderEliminarA mi me encanta el otoño, no me importa la rutina, es más la estoy deseando.
El verano me resulta agotador.
Prefiero mil veces las tardes de otoño tras el cristal de las ventanas viendo llover.
No comprendo la melancolía de los tonos ocres, a mi me resultan fascinantes.
Supongo que siempre fui de espacios intermedios, otoño y primavera, como estaciones neutras donde todo cambia.
Besitos mediterráneos.
Por lo único que añoraré que termine el verano, será por esos relajantes atardeceres junto a la orilla del mar, escuchando su ir y venir, a la vez que mis pulmones se llenan de su olor, sin gente que me distraiga y leyendo un buen libro. Un beso.
ResponderEliminarTodas las estaciones tienen magia. El verano nos llama al descanso. El otoño y la primavera son romanticismo, nostalgia, amor. Ja ja ja y el invierno es un buen libro y una rica taza de chocolate caliente.
ResponderEliminarCariños.