El carrusel gira y gira sin parar a un ritmo constante, como la vida misma, pero en ésta depende de nosotros que ese ritmo lo aceleremos o lo ralenticemos.
Cuando éramos niños y subíamos en él con toda la ingenuidad e ilusión del mundo, casi siempre sobre la grupa de un caballito, nuestra imaginación se desbordaba galopando hacia un horizonte lleno de esperanza.
Que gratos recuerdos, de la mano de mis padres disfrutando de la feria, saborear el algodón dulce de diferentes colores dejándolo diluir en la boca. Subir al famoso carrusel, imaginando cabalgar en un lindo caballito.
Montados en el carrusel de la vida, tengamos siempre, ilusión e imaginación para cabalgar hacia la esperanza con el anhelo de un mundo mejor.
Que bonito!!
ResponderEliminarMe ha conectado con la ternura y con el inmenso potencial que tenemos... si somos capaces de coger las riendas de ese caballito que es nuestra vida... nos llevara tan lejos...
Sintamos cada día a ese niño/a!!
Gracias!!