El don de las buenas personas está en los pequeños detalles.
Los pequeños detalles
edifican vidas enteras. Hay quien no lo percibe, hay quien no es capaz de ver
el esfuerzo por parte de otras personas por hacerles la existencia más fácil,
por aportar luz en esos días oscuros y por desenredar nudos donde solo hay madejas.
Hay para quien las buenas personas pasan desapercibidas.
Las buenas personas no llevan pancartas ni acostumbran a
hablar demasiado de sí mismas, porque en ocasiones, cometen el error de
descuidarse un poco y mirar más por las necesidades ajenas. Pero no se dan
cuenta. Es su esencia, su forma de ver el mundo: dándolo todo por los demás.
Suele decirse que son las buenas personas las que nos dan
auténtica felicidad. Por su parte, aquellas más complicadas y con doble cara
que acostumbran a traernos pesares, nos ofrecen experiencia. Lo creamos o no,
ambas son partes indispensables de esta vida.
En ocasiones la bondad humana nos deja sin palabras. No
podemos más que emocionarnos los actos de personas anónimas que sin llevar alas
a su espalda, traen polvo de hadas en sus bolsillos para dar felicidad a
nuestros caminos.
Suele decirse que el mejor homenaje que se les puede hacer a
las buenas personas es imitarlas.
Un don que pocos aprovechan, la inmensa mayoría, solo va a lo que le interesa.
ResponderEliminarUn beso.
Los detalles son muy importantes, tanto mas que las grandes hazañas. Un abrazo
ResponderEliminarSon un tesoro.
ResponderEliminarBesos.
Me encanta eso de imitarlas.
ResponderEliminarUn abrazo.