Pasear es un placer. Últimamente
he retomado los paseos tranquilos, observando los cambios que se dan en mi
ciudad, en edificios, calles, plazas y sobre todo en comercios. Los comercios
cambian espectacularmente, donde había una tienda de telas, ahora hay de
electrodomésticos, donde estaba una mantequería, ahora hay una tienda de
teléfonos y así sucesivamente con un montón de ellos.
También me fijo en las personas que están “pidiendo” y de la forma que piden. De
la forma que piden estas personas necesitadas, se puede conocer sus
personalidades.
Están los que tocan el violín el
órgano o el saxofón que me encantan, porque están regalando música para todos,
es un trueque, tu me das esto, yo te doy lo otro.
Luego están los que siempre tienen
una sonrisa y un gracias para todos los que pasan a su lado, les den o no.
También están los que ruegan que
se les de algo por alguna razón y si se les da, te dicen guapa, bonita, que Dios te bendiga…
Y luego están los mal educados,
exigentes rayando en agresivos a la hora de pedir.
-Dame un €. para un café, dame,
dame pá un café. Pero a todo esto echándose
literalmente encima. Yo entiendo que tengan necesidad, pero no se puede exigir.
Mi madre contaba que cuando ella
era joven el pedir era lo más humillante que podía hacer una persona y cuando
alguien pasaba por una grave enfermedad, padres, madres, maridos pedían a Dios que
curarse a la persona, que si la curaba pedirían limosna y hacían el ofrecimiento
de salir a pedir por un tiempo.
Esa ofrenda la cumplían pero para ello
se iban a otros pueblos o ciudades donde nos los conocían.
Haces muy bien en volver a pasear, fijándote en los cambios, que tiene tu ciudad.
ResponderEliminarDe esa forma, por muchos años que se viva en ella, siempre encontraremos algo que nos sorprenda.
Un beso.
Los paseos nos enseñan la vida de la calle, pero tienes razón en que algunos piden y exigen, te censuran si no les das y lo que mas me molesta es cuando me dicen que piden por no robar, a esos no les doy ni los buenos días. Un abrazo
ResponderEliminarA veces decimos que "pagan justos por pecadores" pero ya no se puede creer porque sabemos que existen grupos que ponen a mujeres extranjeras pidiendo en las puertas de las iglesias y luego lo que recogen se lo quedan sus "jefes".
ResponderEliminarEsta costumbre se ha extendido tanto...
Un saludo.
Pasear da paz al alma y nos muestra muchos aspectos de la vida en la calle.
ResponderEliminarHay los que piden por nacesidad y los que piden para sus vicios, lo complicado es saber cual es cual.
Un abrazo.
Ambar
Si es curioso como cambian las mismas calles, las mismas plaza, y como nos sorprenden. Desaparecen negocios familiares de toda la vida y así sucesivamente, y lo de pedir, cada vez habrá más gente tal como están encaminando el país todos los políticos.
ResponderEliminarUn beso Ana.
Yo cuando quiero meditar y desconectar de todo asi como encontrar respuestas,
ResponderEliminarvoy de paseo por la playa o en monte donde siento equilibrio y paz.
Besos
Es muy bonito pasear tranquilamente y observar todos los cambios que nos vamos encontrando.
ResponderEliminarSiempre me ha gustado.
Un besito.
Luzdemar, tu que sigues Viendo sólo la belleza ya sabes que tengo a Manu y con él paseo por toda la ciudad y observo cambios espectaculares en ella. Un abrazo
ResponderEliminarPaseando nos fijamos, no sólo en los cambios de la ciudad, sino en las personas. Las personas nos pueden dar a conocer el momento que vive la sociedad. Ester un abrazo
ResponderEliminarLlevas razón Carmen en lo de las mafias, aquí cerca de mi casa se ponía siempre un hombre a pedir y todo el mundo le dábamos porque nos cae bien y tiene cara de buena persona, pero de un tiempo para acá se ponen otras chicas y cuando le dejan que se ponga él, viene uno sobre mediodía y para mi que tiene que darle parte de la recaudación. Un abrazo
ResponderEliminarAmbar, si es complicado saber quién es quién, pero nosotros sólo tenemos que actuar según nuestros principios. Un abrazo
ResponderEliminarLídia, yo estos días me he quedado muy sorprendida de ver el cambio y como tu dices comercios de tradición familiar y desaparecen, ami me un poco de pena que esto ocurra, pero la vida es cambio. Un abrazo
ResponderEliminarEs que pasear por la playa o por un monte, eso es mágico Ilesin para reencontrarnos con nuestro interior y llenarnos de paz y equilibrio, sigue disfrutando de ese privilegio. Un abrazo
ResponderEliminarAmalia, muchas veces vamos caminando y no nos fijamos en esos cambios porque llevamos un objetivo y muchas veces con prisas y en cambio cuando paseamos pausados sin prisas, es cuando vemos y apreciamos esos cambios. Un abrazo
ResponderEliminarPassear...é se dúvida decobrir um pouco do mundo.Só precisamos de estar atentos.
ResponderEliminarUm beijo
Graça
Graça, muchas gracias por hacerte seguidora y por dejar tu huella. Un abrazo
ResponderEliminarAna... que idílico paseo por tu ciudad, me tendré que trasladar allí, porque la mía cada vez creo que es bonita por fuera, pero por dentro es cada vez mas inhumana...
ResponderEliminarUn abrazo...
Las ciudades grandes tienen eso, que parecen cada vez menos humanas, la mía es una ciudad chiquita y todavía conserva su encanto. Un abrazo Llorenç
ResponderEliminarHola Ana, muchas gracias por tu visita y quedarte de seguidora yo por supuesto también me quedo aquí.
ResponderEliminarMe encanta tu blog y aunque el mio es distinto que es de cocina yo cunado cocino, mi mente se relaja y me encanta parece que estoy en otra dimensión jje.
A mi también me encanta pasear y mirar todas las cosas bellas que tenemos a nuestro alrededor y ni nos damos cuenta
Besinos
El toque de Belén