Con quince años escuche por primera vez la palabra yoga,
todavía no llego a comprender como esa
palabra impacto tanto en mi mente, hoy en día aún recuerdo la habitación y el
lugar que ocupaba, cuando oí pronunciar:
el yoga es una disciplina… En ese
momento quise hacer yoga, pero por circunstancias empecé veintitantos años
después. Eso sí, siempre estuvo en mi mente.
Práctico yoga desde hace
dieciséis años y desde la primera clase sentí que había encontrado algo
fundamental para mi vida. Al poco tiempo de practicar me fui interesando y metiendo más en su estudio y filosofía. Mi
vida interior cambio totalmente, deje de ser negativa, deje de ofuscarme
por cosas, a aceptar lo que viene… Ese cambio lo observé en los dos primeros años de práctica, después se han ido
produciendo otros cambios significativos y magníficos como, el sentimiento de compasión, de
amor, desear el bien para todos…
Desde hace cuatro años enseño yoga. Enseñar
yoga me hace feliz. Transmitirles y enseñarles a los demás, los beneficios que
pueden obtener para el cuerpo físico, el energético y sobre todo para la mente,
que puedan alcanzar la quietud y el
bienestar, es algo gratificante, magnifico, maravilloso.
La enseñanza en yoga es seva. Seva es una palabra sánscrita que significa estar al servicio universal. Servir, cuidar a los demás y tener una reverencia y devoción por lo que practicas y enseñas. Los profesores de yoga cuidamos y estamos al servicio de los demás. A mi particularmente me hace feliz cuidar y ayudar a las personas que practican yoga conmigo, no me cuesta nada servirles en lo que puedo. El acto de dar y servir, es hermoso.
La enseñanza en yoga es seva. Seva es una palabra sánscrita que significa estar al servicio universal. Servir, cuidar a los demás y tener una reverencia y devoción por lo que practicas y enseñas. Los profesores de yoga cuidamos y estamos al servicio de los demás. A mi particularmente me hace feliz cuidar y ayudar a las personas que practican yoga conmigo, no me cuesta nada servirles en lo que puedo. El acto de dar y servir, es hermoso.
Cuando se está feliz haciendo algo que verdaderamente te
llena, no importa ni cuesta el tener que llevar una disciplina, levantarse temprano,
comer muy pronto para que haya un espacio de tres horas como mínimo entre
comida y práctica.
El yoga es abundancia, pues practicando yoga te
sientes lleno, no necesitas de nada más.
Que gustazo leerte, sentirte y que bella la energía que emana una persona cuando está en su camino, cuando está haciendo lo que le hace feliz en la vida. Sigue así, transmitiendo esas ganas de ser cada día más feliz y de contagiarnoslo. Mil gracias
ResponderEliminarTambién me hace feliz leer vuestros comentarios diciendo que os ha gustado lo que he publicado en el blog. Mi intención al escribir, es de transmitiros ilusión y optimismo por la vida misma, ya hay por ahí bastante negatividad, dejémosla a un lado. Feliz día, un abrazo
ResponderEliminarAna, comparto completamente tus palabras y entusiasmo, el Yoga es un camino de vida y es abundancia, nos hace sentir plenos y felices.
ResponderEliminargracias!
un abrazo fuerte.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias por darme a conocer un trocito de tu vida, en la que transmites alegría, entusiasmo, buenas vibraciones, porque has encontrado en el yoga, tu plan de vida y lo mas importante es que te hace feliz y eso repercute en todos los que te rodean. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Ana, hace mucho tiempo, desde muy jovencita que he querido hacer yoga y taichi y por motivos importantes,nunca pude acudir a aprender,lo cual creo que voy a intentar empezar a hacer...es la voz interior la que nos dice: es el momento...Me alegro de que me haya encontrado, tal vez esa sea la señal...
ResponderEliminarUn beso y feliz tarde
Llevo 5 años practicando yoga a diario y coincido plenamente contigo. En mi caso tardé un poco más en ver los beneficios, pero ahora, que esos beneficios han llegado no dejan de sorprendreme. El yoga ha cambiado mi vida y no puedo dejar de amarlo.
ResponderEliminarGracias por el blog.