La envidia es un fenómeno psicológico muy común, que hace sufrir
enormemente a muchas personas, tanto a los propios envidiosos como a sus
víctimas.
La envidia es a madre del resentimiento, un sentimiento que no busca que a uno la vaya mejor, sino que al otro le vaya peor.
La envidia nunca produce nada positivo en la persona que la padece, al contrario, lo que padece es una insalvable amargura.
La
envidia suele formar parte de personas con grandes carencias, sienten
un sentimiento de inferioridad e intentan superar esas carencias
mediante el desarrollo de un complejo de superioridad.
La envidia
es la rabia vengadora del impotente, la defensa típica de las personas
más débiles, acomplejadas o fracasadas. El sujeto experimenta un ansia
infatigable de destacar, ser el centro de atención, ganar, quedar por
encima.
El envidioso cuenta mentiras sobre la persona a la que envidia.
La envidia es considerado como pecado capital, porque genera y lleva consigo otros muchos pecados.
La persona madura no envidia a nadie.
Si alguna vez sientes un atisbo de envidia en tu corazón, córtalo de raíz, no dejes que forme parte de ti.
Sólo tienes que poner en su lugar amor y compasión.
Hola Ana.Es verdad que el envidioso,cuenta mentiras sobre la persona a
ResponderEliminarla que va destinada su rabia, para desacreditarla,ya que el no puede
ser el centro de atención.Pero pienso,que al ser ,como dicen,un
transtorno psicológico,rara vez el envidioso se da cuenta del daño que
hace,por eso no creo que haya en él,ningún tipo de sufrimiento por lo
que hace o dice,ni por el daño que hace a la persona envidiada,que sin
comerlo ni beberlo,se ve cuestionada y envuelta en sus mentiras.Un
saludo.
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