-Maestro le noto distante ¿tal vez he hecho algo que le ha
molestado?
-En absoluto, nada has podido hacer que me moleste. Eres un
alumno bueno y disciplinado y muy atento.
-Entonces ¿porque me siento cada vez más lejos de usted, aún
estando cerca físicamente?
-¿Te he contado alguna vez la historia del río y el humedal?
-No, Maestro.
El manantial surge, y se va encaminando entre las piedras,
tras mucho tiempo encuentra el modo de fluir mejor a través de la montaña,
bajar al valle, y encontrarse con otros afluentes, hasta que llega al destino,
el Océano.
Algunos regatos, pequeños y jóvenes afluentes, en cambio,
buscan su propio destino y se arriesgan por su cuenta, aunque no tienen en
cuenta la experiencia del río, ni los siglos que le costó conseguir encontrar
el mejor Camino, y se bifurcaron en dos direcciones.
Uno de los riachuelos busco una pendiente muy pronunciada y
se hizo una pequeña cascada, una vertiginosa caída de varias decenas de metros
hasta caer en un terreno donde la tierra absorbía el agua rápidamente, pero con
el tiempo, formó un pequeño lago y dio vida a una zona que antes estaba yerma
de vida.
El otro pequeño regato, se deslizó suave entre las rocas y
consiguió hacer una pequeña charca. La charca fue albergando algo de vida,
pronto las lluvias de la primavera ayudaron a crear la vida necesaria y la
charca prosperó. Las ranas croaban alegres orgullosas de su gran charca, que
pensaban que era el mar...
El verano llegó y la charca fue reduciendo su tamaño, ya no
llovía, y el riachuelo era apenas un hilo de agua que se filtraba entre las
rocas. La vida recién creada pereció y la charca desapareció completamente.
El gran río progresaba orgulloso y se fundía con el Océano
creando vida a su paso y comprendiendo que, parte de su encanto, era permitir a los jóvenes alejarse para
experimentar lo que el gran río sabía por experiencia.
-Maestro ¿me estás diciendo que soy yo quien me he alejado
de usted al buscar caminos?
-El maestro no dice si o no, el maestro muestra el Camino,
lo recorre con el alumno y vuelve para observar el trabajo del río, pero no
puede ni debe interferir en el Libre Albedrío de cada Ser.
El maestro siempre es cercano y no busca lejanía, pues sabe
de los peligros de los senderos, por propia experiencia.
Por mucho que nos acompañen, somos nosotros los que debemos hacer nuestro camino.
ResponderEliminarUn beso.
Siempre interesante y aleccionador. Abrazos
ResponderEliminarEsa es la clave que define a los buenos maestros.
ResponderEliminarAbrazo.
El maestro enseña, mas el aprendiz decide
ResponderEliminarSaludos
Hola Ana.. Quien mejor interpreta las lecciones del maestro, puede decidir por si mismo..
ResponderEliminarUn abrazo..