El origen del té se sitúa en las montañas del sudoeste de
China y las selvas de Assam, donde crece de forma silvestre, y donde antes de
utilizarlo como bebida se llegó a
emplear como alimento. En China la medicina tradicional lo considera una de sus
50 plantas medicinales básicas.
El emperador Shen-Nung, a quien de forma poética se atribuye
su descubrimiento cuando el viento llevó unas hojas de té a su taza de agua
caliente. Lo alaba ya en su libro de medicina Pen Ts’ao, en el año 2737 a.C.
Hacia el siglo V ya se bebía por placer en muchas zonas de China y a
finales del siglo VIII el poeta Lu Yu
escribió el Cha King o Libro del Té, verdadero compendio que describía su cultivo y proceso de
elaboración, sus beneficios y la forma de prepararlo y servirlo.
Los budistas encontraron en él una ayuda muy valiosa para
mantenerse despiertos durante sus largas meditaciones y divulgaron su consumo
por China, Tíbet y Japón.
Fue en esa época cuando los monjes japoneses que habían
estudiado en China lo introdujeron en su país. Pronto se popularizo en la corte
y más tarde en toda la sociedad.
En Europa las primeras noticias llegaron en 1559. España y
Portugal importaron pequeñas cantidades como mercancía exótica, pero fueron los
holandeses quienes crearon un comercio que popularizó la bebida hacia mediados
del siglo XVII.
Hay tres tipos básicos de té, el verde el semifermentado y
el negro. La diferencia radica en la forma en que son procesados.
El té verde es el más consumido en Oriente. La diferencia
entre el té negro y el verde está en que el verde no es sometido a ninguna
fermentación a lo largo de su preparación y posee por ello más polifenoles.
El té como bebida no azucarada carece de calorías. Su
riqueza se atesora en forma de vitaminas, como A, C y E, algunas del complejo
B, y algunos oligoelementos. Pero sobre todo, en un grupo de sustancias con una
extraordinaria capacidad antioxidante que acaparan cada vez más la atención en
los estudios científicos, son los polifenoles y sobre todo con un grupo llamado
catequinas, son poderosos antioxidantes
que previenen enfermedades como el cáncer. Son buenas para el corazón, pueden
inhibir el crecimiento de varias bacterias peligrosas. También existen indicios
de su acción positiva para reforzar el sistema inmunitario.
Té verde, la serenidad que prolonga la vida.
Una información muy completa sobre el té y sus beneficios. Gracias Ana. Un beso.
ResponderEliminarHOLA ANA CIELITO ME ENCANTA EL TÉ BESITOSSSSSS
ResponderEliminarA algunas bebedoras de té les encantará tu información, me ha gustado hasta a mi que soy cafetera jeje. Un abrazo
ResponderEliminarLuzdemar, Embrujo y Ester, siempre es bueno tener información sobre las cosas en general, unas nos gustan más que otras. Un abrazo a las tres y gracias por venir
ResponderEliminarEl te ver es el que más me gusta y en especial el marroquí.
ResponderEliminarUn abrazo!!!!
Uma informação pertinente e sempre apreciada por quem adora esta bebida...fria ou quente...e aconchega corpo e alma!
ResponderEliminarTenha um dia bem BOM!
Te agradezco mucho toda la información que compartes y con el cariño con la que la compartes.
ResponderEliminarUn eso grande
Boa tarde!!!
ResponderEliminarVenho agradecer por seguir meu blog e adorei as informações sobre chá.
Estou aprendendo a me alimentar melhor e o chá é uma das bebidas que tenho que passar a ingerir mais...
Feliz Dia!!!
Bjokas...da Bia!!!
Excelente información...gracias, me encanta el té.....
ResponderEliminarUn besito...
Delicioso el té y la información que aportas. Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
ResponderEliminarNo soy dada a tomar té pero probaré el verde, que por lo que dices supongo no pone nerviosa.
Besos
Lidia, Crocheteando, Alejandro, Beatriz, Camelia, Julie y Verónica gracias por venir a probar este té que os he ofrecido con todo mi cariño. Un abrazo de luz para vosotros
ResponderEliminarUna tradicional bebida tan beneficiosa y de tan lejos cultivada y respetada....
ResponderEliminarMuy interesante e ilustrativo texto.
Un abrazo