Desde hace siglos, los lamas y magos del Tíbet fabrican y
utilizan unos cuencos metálicos especiales para inducir estados mentales de
profundo bienestar. Los
investigadores creen que eran utilizados en los monasterios como elemento de
meditación, iluminación y sanación, capaces de despertar al maestro interior.
La música es vibración, es ritmo, es color, hay música en todo lo que vibra.
No se sabe a ciencia cierta si los cuencos tibetanos fueron diseñados para hacer música.
El sonido se obtiene al frotar el cuenco con una baqueta corta de madera. Si el artesano trabajó correctamente, al frotarlo surgen los llamados sobretonos armónicos, aquellos sonidos de los cuales se desprenden otros más agudos pero que mantienen una relación armónica entre sí. Esos sobretonos por el principio de resonancia logran modificar y contagiar en su frecuencia a las ondas cerebrales de vibración inarmónica de una persona, elevando su conciencia, calmando su mente e influyendo sobre sus emociones y sus neurotransmisores, los cuales a su vez la ayudarán a ajustar su sistema inmunológico casi sin darse cuenta.
La música es vibración, es ritmo, es color, hay música en todo lo que vibra.
No se sabe a ciencia cierta si los cuencos tibetanos fueron diseñados para hacer música.
El sonido se obtiene al frotar el cuenco con una baqueta corta de madera. Si el artesano trabajó correctamente, al frotarlo surgen los llamados sobretonos armónicos, aquellos sonidos de los cuales se desprenden otros más agudos pero que mantienen una relación armónica entre sí. Esos sobretonos por el principio de resonancia logran modificar y contagiar en su frecuencia a las ondas cerebrales de vibración inarmónica de una persona, elevando su conciencia, calmando su mente e influyendo sobre sus emociones y sus neurotransmisores, los cuales a su vez la ayudarán a ajustar su sistema inmunológico casi sin darse cuenta.
La aleación de
los siete metales con los que están hechos, no es casual, está compuesta de:
oro, mercurio, plata, cobre, hierro, estaño y plomo, cada uno en una proporción
exacta. Tampoco se sabe cómo encontraron en la antigüedad con la aleación
perfecta, pero sí se sabe que dicha aleación debe ser perfecta porque su
combinación junto con la forma y el forjado manual es la única capaz de
producir los sobretonos armónicos buscados.
Según los antiguos maestros los
cuencos tibetanos emiten el sonido del universo, manifestando el famoso “Om” o
sonido creador pero a la vez también el sonido del Vacío. Lo notable al
escucharlos es percibir como un eco detrás del sonido primario, que realmente
parece decir OM mientras perdura el sonido, como si una onda u ola interminable
se extendiera hasta que en algún momento se va de nuestro campo auditivo. La
realidad es que no se va, seguimos resonando internamente en armonía con los
armónicos que produjo la frecuencia, como impregnados de ella, de ahí su efecto
sanador y relajante.
La terapia con Cuencos es una terapia de vibraciones. Los Cuencos nos ayudan a aquietar la mente, nos reordenan y nos conectan con nuestra música interna. Nos ayudan a liberar bloqueos para recuperar la armonía de nuestro equilibrio interno.
La terapia con Cuencos es una terapia de vibraciones. Los Cuencos nos ayudan a aquietar la mente, nos reordenan y nos conectan con nuestra música interna. Nos ayudan a liberar bloqueos para recuperar la armonía de nuestro equilibrio interno.
Lo cierto es que el sonido que producen es sorprendente
ResponderEliminarhttp://youtu.be/z5P72ESYVGM
El escuchar atentamente su sonido, es muy relajante. Es como, si nos estuvieran dando, un masaje en el interior de nuestro cuerpo. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana por tan interesante aportación.
ResponderEliminarAbrazos. Rosa.
Ana, qué interesante, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBesos, feliz día
Sin duda debe ser una buena terapia.
ResponderEliminarLa música es vibración, y desde luego la música mueve el mundo, por eso, relajarse a través de un Om por vibración es como escuchar los compases de cualquier sinfonía, o deleitarse con el tic tac de un diapasón.
Besos mediterráneos.