El yin y
yang son dos conceptos del taoísmo que
exponen la dualidad
de todo lo existente en el universo. Describe las dos fuerzas fundamentales opuestas y
complementarias, que se encuentran en todas las cosas. El yin es el principio
femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el
principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración.
El yin y el yang son interdependientes. No puede existir el uno sin el
otro, el día no puede existir sin la noche, lo masculino sin lo femenino, lo
salado sin lo dulce… todo tiene su opuesto sin serlo, pues todo tiene yin y
yang.
El yin y el yang se consumen y generan mutuamente. El yin y el yang
forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El
desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso,
fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva
transformación (el exceso de vapor en las nubes –yin- provoca la lluvia –yang-).
El yin y el yang se transforman continuamente en su opuesto. La noche se transforma en día, lo cálido en frío... Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez, día y noche coexisten en lados opuestos de la tierra.
En el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario
El yin y el yang se transforman continuamente en su opuesto. La noche se transforma en día, lo cálido en frío... Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez, día y noche coexisten en lados opuestos de la tierra.
En el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario
Según esta idea, cada ser, objeto o pensamiento posee
un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro
de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en
absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea
puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista. En
este sentido, la categorización sólo lo sería por conveniencia. Estas dos
fuerzas, yin y yang, serían la fase siguiente después del tao.
Sobretodo tenemos que entender que ninguna cosa es absolutamente yin o yang y que no son fuerzas opuestas, que se enfrentan una a la otra, como ocurre con los conceptos religiosos del bien y el mal, sino que se trata de opuestos complementarios tan interrelacionados, que la existencia de uno precisa de la existencia del otro y de cuyo equilibrio depende la armonía.
ResponderEliminarSaludos.