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lunes, 2 de mayo de 2022

AMAR ES CUIDAR

Amar es cuidar, es comprometerse con el bienestar del otro. Las excusas y la dejadez terminan con los vínculos pero los cuidados los fortalecen. Amar es cuidar. Es simple, no hay amor que se base en el descuido. De hecho, no hay nada que caracterice más el pensamiento de una enamorado que el de cuidar a su pareja. Hacerlo significa mantener los pequeños detalles, valorar a quien tenemos al lado y hacerle sentir especial, escuchado y amado. Puede parecernos muy obvio, pero la realidad es que lo primero que solemos abandonar es precisamente eso: el cuidado. Conocemos a la perfección la teoría, sabemos que hay que conquistar cada día o que debemos mantener la atención sobre nuestra pareja o la persona a la que queremos. Sin embargo a la hora de llevar a la práctica esta costumbre del cuidado diario solemos pecar de desinterés y acabamos por dañar nuestra relación con actitudes de indiferencia o de postergación de los pequeños detalles. A veces hacemos con el amor lo mismo que un niño con su globo. Es decir, a veces ignoramos lo que tenemos para luego llorar por lo que perdemos. Es de sobra conocida esa expresión hecha de “no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”. Si no nos empeñamos en cuidar de nuestras relaciones nos arriesgamos a que se pierda la ilusión y las ganas de mantener un afecto o un vínculo que, suponemos, nos hace felices. Pensamos que nuestra pareja o las personas que nos rodean tienen la obligación de esperarnos, de aguantarnos o de comprendernos ante todo. Pero la verdad es que podemos tolerar todo excepto que nuestras necesidades se encuentren en jaque. Con esta idea acabamos sometiendo y sometiéndonos, creando o alimentando círculos viciosos insanos que deterioran los sentimientos que debían haber sido cuidados. Solemos excusarnos en el poco tiempo que tenemos, pero lo cierto es que lo que deteriora muchas veces nuestras relaciones es la inercia, los hábitos y la costumbre; es decir, la rutina. Así, lo que a priori no tendría por qué ser negativo si lo manejamos adecuadamente, acaba siendo destructor. ¿Cómo dejamos de cuidar a quienes queremos? No alimentando las sonrisas diarias, tapándonos los ojos y dejando de percibir la reciprocidad. Esto acaba menoscabando la luz que el amor aportaba a nuestra vida y todo se vuelve mucho más superficial. Así nos olvidamos de que amar es cuidar. Entonces se apaga lo que alimentaba “lo especial”, dejamos de sentirnos amados y parte de nuestra relación comienza a fracasar. Así, la ausencia de muestras de interés y de gratitud acaban generando dudas en una pareja y la unión se vuelve desunión. Ahora bien, cuidar al otro no es algo superficial o a lo que podamos dedicarnos cuando tenemos tiempo y ganas. Es una cuestión de perseverancia y de compromiso con el bienestar del otro. Así, debemos ofrecer cuidados en varios aspectos: Preocuparnos por la salud y el bienestar del otro. Animarle a adoptar buenos hábitos de vida, ayudarle a ver con amor sus áreas de mejora y a trabajar en ellas y ofrecerle soporte y apoya cuando sus fuerzas (físicas o mentales flaqueen). Cuidar sus emociones, aunque para esto tengamos que dejar de lado el ego. Hemos de escuchar lo que nuestra pareja tiene para decir; si se siente triste, enfadada o decepcionada, hemos de brindar un espacio de expresión y validar sus emociones, reconocerlas y hacernos cargo de nuestra responsabilidad al respecto. Procurar que la comunicación entre ambos sea fluida, honesta y frecuente. Que esté repleta de amor y libre de faltas de respeto. Buscar siempre el entendimiento y la negociación y huir del egoísmo. Alimentar el amor cada día con pequeños gestos y detalles que muestren cuánto nos importa el otro y la gratitud que sentimos por tenerlo cerca. “Al final te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima. Los libros que nadie más conoce y se vuelven tus favoritos, una flor que te pones en el cabello, un café que te tomas solo… Eso es lo que verdaderamente vale la pena; las cosas diminutas que causan emociones gigantescas”

4 comentarios:

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