Hay personas que se alimentan del conflicto. Hay personas que se empeñan en verter la basura de su alma sobre los demás. Hay personas, en cambio, que se alimentan del sentido cooperante y arrojan sobre los demás los pétalos de flor de sus amables intenciones. En el mundo no hay muchas razas; solo hay dos: los que tienen buenos sentimientos y los que tienen malos sentimientos. Y también están los discutidores, esos que no aportan más que su negatividad, su actitud de aversión y resentimiento, su incapacidad para acercarse a los otros y resultar empáticos. Tienen la mente-muro, que sistemáticamente rechaza y destila rabia, animadversión o perversidad. Buda prevenía contra estos discutidores estériles y desertizantes. Hay que cuidarse de ellos.
Hola Ana.. Lo cierto es que hoy no nos escuchamos, parece como si cada uno estuviera poseído de su verdad, sin tener en cuenta a los demás..
ResponderEliminarUn abrazo..
Gracias por compartir. Un beso.
ResponderEliminarDe que hablas que me opongo, puede que sea afán de protagonismo. dicen que si hablas mucho repites lo que ya sabes pero si escuchas siempre puedes aprender algo nuevo. Un abrazo
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