Algunas personas me llaman maestro espiritual.
Es gracioso. Nunca me he identificado con esa etiqueta.
No me identifico con la palabra ‘espiritual’, para ser
honesto.
O incluso con la palabra ‘maestro’, a decir verdad.
Y cuando la gente proyecta sobre mí - cuando hacen suposiciones,
cuando fantasean sobre mi experiencia, cuando imaginan mis pensamientos, sentimientos, intenciones, cuando tratan de ponerme en un pedestal, cuando me toman como un superhumano perfecto -bueno, he aprendido a zafarme de todo esto, y no alimentarlo.
Cuando adoramos al mensajero, perdemos de vista el mensaje.
Para mí, esto siempre ha sido acerca de la verdad.
No de la verdad conceptual, sino de una verdad viva, la
verdad del momento.
Hace muchos años, estuve al borde del suicidio.
Miraba hacia el Vacío, a punto de saltar.
Y de repente la pregunta ¿QUIÉN SOY? surgió del Vacío.
Y salvó mi vida.
De pronto, en lugar de desear morir, se dio una implacable
indagación:
“¿Mi historia me define?”
Me di cuenta de lo DESCONECTADO que había estado toda mi
vida.
De lo separado que había estado de mi experiencia. De mis
sentimientos. De mi precioso cuerpo físico.
Había estado viviendo en el pasado y en el futuro. Nunca en
contacto con el Ahora.
Viviendo en conceptos. Incluso en conceptos espirituales.
“Yo no soy el cuerpo”. “Soy Consciencia Pura”. “No hay
tiempo o espacio”.
Estos conceptos habían estado drenando mi fuerza vital.
¡Y de pronto, la compulsión de querer morir me volvió a
conectar con el impulso de querer vivir!
Así que, ya ven, para mí, esto nunca fue acerca de ‘ser una
persona espiritual’.
Siempre fue acerca de contar la dolorosa verdad de la
existencia.
Reconectarme con un trauma profundamente enterrado y
saturarlo con consciencia amorosa.
Hacer el amor con la oscuridad, imbuyéndola de luz.
Enamorarme del momento presente.
Incluso de las partes ‘despreciables’.
Nunca quise ser un gurú espiritual.
Nunca quise la fama, los elogios, el dinero, el estatus, los
seguidores, la atención.
No podrían importarme menos las proyecciones.
Solo quería decir la maldita verdad.
Solo quería compartir las cosas que salvaron mi vida.
Solo quería servir.
Tocar a otros que estaban comenzando
a mirar hacia el Vacío.
El Vacío de la muerte, el Vacío de la renovación.
Gracias por todo su apoyo, amigos.
Gracias por escuchar todos estos años.
~ Jeff Foster
Gracias por compartir. Un beso.
ResponderEliminarGracias, algunas cosas que dice son realmente interesantes. Abrazos
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