ÁRBOL DEL YOGA

YOGA: UN ÁRBOL, MUCHAS RAMAS, MUCHOS FRUTOS

El yoga es uno, pero esta disciplina milenaria para la liberación de la mente, el autodesarrollo y la evolución consciente, tiene diferentes modalidades o sendas. Es como un gran árbol con diferentes ramas (las distintas formas de yoga) y numerosos frutos (las técnicas y métodos). Muchas laderas hacia la misma cima de la montaña. Pero cada modalidad de yoga se complementa y apuntala con las otras. Unos prefieren una ladera y otras personas, otra, de acuerdo a su temperamento, naturaleza básica de la mente y tendencias emocionales.

Un ser humano es un conjunto de elementos que conforman la organización psicosomática: cuerpo físico, cuerpo energético, órgano mental y sistema emocional. El yoga trabaja sobre las diferentes funciones de la persona. Al ser todos una entidad bio-psico-social, se trata de armonizarnos en cuerpo, psique y relación con los demás. Podemos aprender, mejorarnos y humanizarnos. La consciencia puede elevarse y evolucionar. No hay por qué resignarse fatalistamente a las propias carencias; al menos y aunque no debamos incurrir en falsas expectativas triunfalistas, un ser humano puede madurar y desde la aceptación consciente, poner medios para favorecerse a uno mismo y a los demás. Uno no solo es como es; uno también se hace y se construye a sí mismo.

El yoga que efectúa un minucioso trabajo consciente sobre el cuerpo es el hatha-yoga, donde la corporeidad se utiliza como un medio para alcanzar la mente e incrementar la consciencia. Nada se deja librado al azar; sus técnicas han sido verificadas at infinitum. Las más esenciales son los asanas o esquemas corporales, el control respiratorio o pranayama, los mudras y bandas o procedimientos de acción neuromuscular y regulación de energías, y los shatkarmas o técnicas higiene y purificación.

R. CALLE