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jueves, 23 de febrero de 2012

LA BICICLETA



El sueño que tardo en cumplirse cincuenta años:
Corría el verano de mil novecientos sesenta y dos, cuando una niña inquieta de unos siete años, aprendía a montar en bicicleta. Se enseñaba en la bicicleta de su padre, que era enorme para ella. Tenía que montar por debajo del cuadro, al ser de hombre era muy alta y la niña no alcanzaba.
Como era una niña muy delgada y comía muy poco, su madre iba a donde estaba con un vaso en la mano, contenía una "yema" (huevo batido con azúcar y agua o leche) y le decía.-! Cornelia¡ !Cornelia¡ ven toma bebe te esto, para que tengas fuerzas y aprendas pronto a montar en bicicleta. Cuando aprendas a montar, te vamos a comprar una bicicleta para ti sola.
La niña que no soportaba el olor a huevo crudo, se lo tomaba, con la ilusión, la esperanza y la confianza de que las palabras de su madre fueran ciertas.
La chiquita aprendió a montar y bien, sin caídas importantes que recordar. Pero el tiempo pasaba y su añorada bicicleta no llegaba.
Un día su hermano le confirmo lo que ella ya intuía.
-Tu bicicleta, va a ir a buscar a la mía, que tan bien me iban a comprar cuando aprendiese a montar. Es decir, nunca me la compraron.
Pero Cornelia no perdía la esperanza e ilusión de tener su propia bicicleta, pequeña y de "señora".
Los años pasaban y Cornelia ya adolescente, seguía soñando con tener una bicicleta. Cuando veía una por la calle, se quedaba ensimismada mirándola, con la añoranza y el sueño de tener algún día una igual.
Con el paso de los años, el sueño se apaciguo y durmió en el fondo de su corazón. Pero no con ello se le olvido.
Cornelia se hizo adulta, se caso y tuvo una hija. Para el segundo cumpleaños, Cornelia le regalo una bicicleta, chiquitita como la niña. Para el sexto cumpleaños, Cornelia le volvió a regalar una bicicleta, esta era ya, la bicicleta que a ella le hubiese gustado tener cuando aprendía a montar.
Siguieron pasando los años y cuando Cornelia cumplió los treinta y cinco años, empezó a guardar monedas en una hucha, para juntar el dinero que costaba la bicicleta de sus sueños. En dos años lo consiguió. Ella todo ilusionada, fue a comprarse la bicicleta, no se lo podía creer, que por fin, iba hacer su sueño realidad.En esa época se habían puesto de moda las mountain bike. Cuando Cornelia llego a la tienda y dijo que quería una bicicleta de señora clásica de paseo. El vendedor se echo las manos a la cabeza y puso el grito en el cielo.- !Señora!, de esas ya no traemos, ya no se llevan. El dependiente trato de convencerla para que se comprara una bici de montaña con marchas, que era lo que estaba de moda.
Cornelia, ahogando su frustación y desilusión pero manteniendo su dignidad, dijo que no, que ella, se compraba una bicicleta como siempre la quiso o no se compraba ninguna. Aquel proyecto quedo aparcado.
Ese verano, sus hijos, si tuvieron dos hermosas bicicletas de montaña con marchas.
Cuando ya había cumplido, Cornelia, los cincuenta años, le volvió a la mente lo de comprarse una bicicleta. Ya se había pasado el bum de las bicicletas de montaña y se volvía a ver por las calles, las clásicas de paseo. Se lo comento a su marido, a éste le pareció muy bien, tan bien que, cuando ella llego a la tienda para verlas, el dependiente le dijo.- ¿Le gusta esta? ¿es bonita verdad?, pues si le gusta , es suya, su marido la ha dejado pagada esta mañana.
!!!!oooohhh¡¡¡. Si, era bonita, una hermosa bicicleta de señora, pero con muchas marchas. A ella, no le gustaba que tuviera marchas y cambios, tan difícil era, tener una bicicleta sencilla, clásica de paseo.
!Que remedio¡, después de tanto tiempo, el sueño se había cumplido, aunque no fuera al cien por cien.
Volvieron a pasar siete años más, cincuenta, desde aquellas tardes que la niña Cornelia, estaba aprendiendo a montar por debajo del cuadro, en la bicicleta de su padre. Y !milagro¡, el verdadero sueño de aquella niñita inocente, se cumplió por completo. !Al fin¡, llego, la añorada y soñada bicicleta de tantos años. Se la dejaron los Reyes Magos de Oriente.
Esta historia, dice, que si los sueños los mantenemos vivos en nuestros corazones, al final se cumplen. No importa el tiempo que tarden.

1 comentario:

  1. Los reyes magos están muy orgullosos de tí y contentos porque mantengas vivos tus sueños...

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