.

.

jueves, 28 de marzo de 2013

LLEGAR A LA ILUMUNACIÓN



Debido a nuestra meditación podemos experimentar un momento de completa pureza y ligereza.
Podemos experimentar un estado de pureza libre de ego en el que somos meros espectadores de los objetos y de los eventos de nuestro entorno, sin ser afectados de ninguna manera por ellos. Los datos sensoriales no nos alcanzan. Permanecemos sin afectarnos por los eventos que nos rodean como una piedra apoyada en el agua. Siempre que alcanzamos ese  estado deberíamos esforzarnos en seguir vigilantes, alertas y conscientes de la experiencia.
Podemos oír un trueno que nadie más puede oír, incluso podemos jurar que está  haciendo temblar la casa entera. O el sonido que solo nosotros oímos puede ser como el zumbido de una abeja o la nota de una trompeta lejana. Estas experiencias auditorias son muy poco frecuentes para una persona normal, pero para aquellas personas que practican meditación, son bastantes ordinarias.
Siempre que tengamos una experiencia nueva, como una visión,  es mejor  comentarla con alguien de confianza y que sea asiduo a la meditación, porque si se hace con personas que no saben nada de meditación, quizás puedan sacar conclusiones erróneas provenientes de la ignorancia.
Si esto ocurre, no nos debemos apegar a estas experiencias, hay que dejarlas pasar, como agua que corre por el arroyo.
Más allá de la práctica de la meditación, esta la actitud. Un principiante debe aprender a cultivar la serenidad de conocer que es importante y que no lo es, de aceptar y perdonar.
Debe estar vigilante para no permitir reafirmase en su ego.
Siempre que alcanzamos el estado de perfecto conocimiento de no-ego, nos damos cuenta que es imposible describirlo.
El problema final con el que el practicante se enfrenta, es el de penetrar realmente en el Vacío sobre el que tanto gusta teorizar a los principiantes. Debe lograr la "no-mente". En vez de proceder en una única dirección, tiene que expandirse en todas las direcciones.
Cuando esto pasa, has descubierto lo que significa estar sin ego, pero ahora debes vivir los resultados de ese descubrimiento. Tus acciones no pueden ser premeditadas y artificiales.
De este modo, alcanzar la iluminación es la difícil tarea de cuantos empezamos en la meditación. No es tarea fácil.

miércoles, 27 de marzo de 2013

ESPIRITUALIDAD



Un grupo de devotos invitó a un maestro de meditación a la casa de uno de ellos para que los instruyera. El maestro dijo que debían esforzarse por liberarse de reaccionar en demasía frente a los hechos de la vida diaria, por lograr una actitud de reverencia, y por adquirir la práctica regular de un método de meditación que, a su vez, les explicó en detalle. El objetivo era darse cuenta de que la vida espiritual debe estar presente en todo. Es estar conscientes de ésto no sólo durante el período de meditación, sino constantemente, en lo cotidiano. El proceso es como llenar un colador con agua. El maestro hizo una reverencia ante ellos y partió.
El pequeño grupo se despidió de él y luego uno de ellos se dirigió a los demás, echando chispas de frustración: ¡Lo que nos dijo es como decirnos que nunca podremos lograrlo!
- ¡Llenar un colador con agua! Eso es lo que ocurre, ¿no? Al menos para mí. Escucho un sermón, rezo, leo algún libro sagrado, ayudo a mis vecinos con sus niños y ofrezco el mérito a Dios, o algo por el estilo y después me siento elevado. Mi carácter mejora durante un tiempo… no me siento tan impaciente, ni hago tantos comentarios sobre otras personas. Pero pronto el efecto se disipa y soy el mismo que antes. Es como agua en un colador, por supuesto. Y ahora él nos dice que eso es todo.
Siguieron reflexionando sobre la imagen del colador sin lograr ninguna solución que los satisficiera a todos. Algunos pensaron que el maestro les decía que las personas como ellos en este mundo sólo podían aspirar a una elevación transitoria, otros creyeron que el maestro simplemente les estaba tomando el pelo. Otros pensaron que tal vez se estaría refiriendo a algo en los clásicos que suponía que ellos sabían… buscaron, entonces, referencias sobre un colador en la literatura clásica, sin ningún éxito.
Con el tiempo, el interés de todos se desvaneció, excepto el de una mujer que decidió ir a ver al maestro. El maestro le dio un colador y un tazón, y fueron juntos a una playa cercana. Se pararon sobre una roca rodeados por las olas.
- Muéstrame cómo llenas un colador con agua. -Le dijo el maestro
Ella se inclinó, tomó el colador en una mano y comenzó a llenarlo con el tazón.
El agua apenas llegaba a cubrir la base del colador y luego se filtraba a través de los agujeros.
- Con la práctica espiritual sucede lo mismo -dijo el maestro – Mientras uno permanece de pie en la roca de la personalidad e intenta llenarse con cucharadas de conciencia espiritual. No es ése el modo de llenar un colador con agua, ni nuestra esencia con vida espiritual.
- Entonces, ¿cómo se hace? -preguntó la mujer.
El maestro tomó el colador en sus manos y lo arrojó lejos al mar. El colador flotó unos instantes y después se hundió.
- Ahora está lleno de agua y así permanecerá -dijo el maestro. -Ese es el modo de llenar un colador con agua y es el modo de realizar la práctica espiritual. No se logra vertiendo pequeñas dosis de vida espiritual en la individualidad, sino arrojando la individualidad dentro del mar de la vida espiritual.

martes, 26 de marzo de 2013

BENDICIÓN




Ese es el deseo de todos los seres de buena fe. Que el planeta entero viva en armonía, en paz y lleno de felicidad.
Si cada uno de nosotros pusiésemos nuestro granito de arena en el empeño que así fuese, la convivencia sería mucho más fluida. Todos nos beneficiaríamos de ese bienestar, influiría mucho en nuestro día a día, no tendríamos el stress que nos provoca las tensiones con los demás, no tendríamos las enfermedades que el stress nos provoca…
Hay que ser constantes en nuestro propósito de ser tolerantes con todo y con todos.
Como todos nos  equivocamos alguna vez, y cuando eso ocurre nos gusta que nos disculpen y nos perdonen. Pues nosotros debemos tenerlo en cuenta y ponerlo en práctica, siempre que tengamos ocasión, pero no como un deber, sino como  algo natural que fluye y mana de nuestro ser.

lunes, 25 de marzo de 2013

SIN SALIR



Sin salir por la puerta puedes conocer el mundo. Sin asomarte a la ventana puedes conocer el orden cósmico en el centro mismo de tu ser. Cuanto más lejos vas, menos aprendes.
Busca en tu corazón y mira. El sabio conoce perfectamente que el mejor modo de hacer es ser.
A veces hay enseñanzas que, por sencillas, se nos pasan desapercibidas. O, por el contrario, al haberlas leído, visto o escuchado tantas veces creemos que  ya las tenemos. Suelen ser ideas simples pero complejas de llevar a cabo, y casualmente la mayoría de ellas son centrales, fundamentales, algo así como la base sobre la cual se edifica todo lo que con tanto esfuerzo intentamos construir.
El hombre que ha comprendido lo que es su vida, permite que la muerte suceda, le da la bienvenida. Muere a cada instante y a cada instante resucita. Su cruz y su resurrección suceden continuamente como un proceso. Muere al pasado a cada momento y nace una y otra vez al futuro.

jueves, 21 de marzo de 2013

BAJO EL ÁRBOL





El descubrimiento que hizo Buda bajo el árbol de la sabiduría fue, que la causa del sufrimiento humano es la ignorancia. Vivimos en perpetuo anhelo de dar satisfacciones a algo que llamamos el propio yo. Pero no existe tal yo, sólo la mente y debemos abandonar esta ilusión y los ignorantes anhelos que van unidos a ello, tales como el anhelo de satisfacer las pasiones, las ansias de reconocimiento y grandeza, el querer tener éxito en esta vida sin importarnos a quien perjudiquemos. Debemos aprender, liberando nuestras mentes de creencias egoístas y materialistas, tenemos que disciplinar nuestra mente y entregándonos al amor, mezclarnos con el mundo y a ser una parte humilde y no exigente de él. En esto radica la paz y la verdadera felicidad. Que el enfado y la ira no nos perturben
Buda comparó estar enfadado con coger carbones ardiendo con las manos desnudas e intentar arrojarlos al enemigo. ¿Quién se quema primero?
El que coge los carbones, por supuesto, el que está enfadado.
Puede que ni tan siquiera le demos a nuestro objetivo, porque si se trata de una persona inteligente y con la suficiente práctica, los esquivará, y nosotros seguiremos con las manos quemadas.