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jueves, 31 de enero de 2013

NUESTRO NIÑO



Sin importar la edad que tengamos o aparentamos, todos llevamos un ser diminuto en nuestro interior, nuestro otro yo, el niño o niña interior, un niño que está herido.
Uno de los pasos fundamentales para crecer interiormente, es conocer nuestro niño y darle aquello que está necesitando y hacer las paces con él.
Cuando hablamos con nuestro chico y recordamos el pasado junto, sacamos del fondo cosas que nos entristecen, que nos atormentan a veces, por eso es bueno entablar una relación de comprensión y amor.
Conocer nuestros miedos, es el primer paso para poder superarlos, el miedo nos lleva a repetir patrones de conducta y actitudes, a ser rechazados, al abandono, en realidad si no nos enfrentamos a él, es nuestro niño interior el que  nos limita, llevándonos a sentir celos de aquello que nos rodea, a ser posesivos y a veces egocéntricos.
La única manera de superar los temores es garantizándole que siempre estaremos a su lado, que no lo vamos a dejar.
El miedo a la perdida que siente nuestro niño, nos produce una profunda tristeza, e inseguridad disfrazando nuestro ego, adoptando actitudes negativas.
Cuando somos conscientes del origen de todo temor y miedo, podemos optar por sanarlo, para esto debemos establecer un vínculo y una relación amorosa con nuestro chico, de este modo sanamos las heridas del pasado, las inseguridades y adquirimos más seguridad en nosotros mismos.

Sentir miedo es algo natural, pero debemos superarlo poco a poco, aceptando  cambiar las ataduras que nos encadenan.

miércoles, 30 de enero de 2013

EL AURA








Todos los seres humanos tenemos a nuestro alrededor un campo de energía, similar a un arco iris. Este campo se le llama aura, ésta se comunica a través de vibraciones con las energías del universo.
El aura se concibe como un campo energético de radiación luminosa multicolor que rodearía a las personas o a los objetos como un halo y que sería invisible para la gran mayoría de los seres humanos.
En términos básicos, el aura es una energía luminosa o campo electromagnético que rodea en forma de óvalo a todos los seres vivos y que es imperceptible a plena vista. Es la combinación del cuerpo etéreo, emocional y físico, al igual que de la información de nuestras almas. El aura está ligada a los chakras.
Todos nuestros pensamientos, sentimientos, y experiencias están reflejados en el aura, al igual que la energía que atraemos y cogemos de nuestro entorno.
Al igual que todo lo demás en el universo, el aura es vibración y como tal, responde a otras vibraciones. Las vibraciones en forma de pensamiento, sentimiento o interacción con otras energías, afectan y moldean la vibración del aura.
Los objetos tienen también una energía que las rodea. Estas auras son la combinación del entorno y de las energías de las personas que han estado en contacto con dichos objetos.
El aura no es estática. Cambia con nuestra evolución personal, espiritual y con el entorno. También podemos cambiarla con nuestra intención de purificación.
Parte de lo que refleja nuestra aura es el reflejo de nuestro cuerpo físico que emite energía también. Por eso, algunos expertos en auras dicen que pueden decir si la persona sufre de alguna dolencia física al ver su aura.
El color o colores del aura de una persona dicen mucho de ella. Hablan de sus intenciones y su esencia. Cada color refleja una cualidad y los tonos del ese color hablan de la cantidad o deficiencia de dicha cualidad en la persona en cuestión.
Muchas veces la primera reacción que tenemos hacia alguien o que alguien tiene hacia nosotros, tiene que ver con nuestras auras. De alguna manera, el aura es como una magneto que atrae ciertas energías hacia sí mismo, y repele otras igualmente. Dependiendo de qué tan “sana” y fuerte esté nuestra aura, vamos a atraer esto o aquello del entorno y de otras personas. Energías más puras atraerán similares y rechazarán las oscuras o más densas y viceversa.

martes, 29 de enero de 2013

QUITAR EQUIPAJE



Toda la vida nos la pasamos cargando un equipaje que  no nos es útil,
un equipaje donde almacenamos rencores, envidias, frustraciones, apegos sentimentales y materiales, aferrándonos a todo aquello en lo que en verdad deberíamos soltar haciendo nuestro camino más liviano.
Cuando vamos soltando lastre, nos damos cuenta que tenemos más espacio para que entren cosas nuevas a nuestras vidas y nos sentimos francamente bien.
Lo mismo pasa con las cosas materiales, hay veces que nos apegamos a una camisa y no somos capaces de sacarla del armario, a pesar de llevar años sin ponérnosla, cuando por fin nos atrevemos a quitarla nos damos cuenta que nos liberamos de un sentimiento de culpa por no ponérnosla y de apego innecesario y  nos sentimos bien. 
Si nos aferrarnos a todo aquello superfluo, que no funciona, nos impide abrir espacios, para lo nuevo para las cosas grandes que nos esperan.
Pensar que es lo que no necesitamos, abre nuevas puertas, si repetimos patrones puede servirnos para tomar conciencia de que es lo que aun no hemos terminado de aprender, ese es el primer paso, los patrones que se repiten, no son más que obstáculos que no nos dejan crecer y aprender. La vida nos enseña a diario  una lección  para concedernos la oportunidad de ser más felices y sentirnos dueños y responsables de nuestra vida.

lunes, 28 de enero de 2013

TAO



Hay un flujo en el universo que se llama tao. El tao fluye lentamente, pero nunca para y es increíblemente poderoso, manteniendo las cosas del universo en orden y equilibrio. Se manifiesta a través de cambios de estaciones, ciclos vitales o mutaciones de poder u orden. El tao es la ley de todo. El que sigue al tao se hace uno con el tao.
El concepto del tao se basa en aceptar que la única constante en el universo es el cambio y que debemos aceptar este hecho y estar en armonía con ello. El cambio es el flujo constante del ser al no ser, de lo posible a lo real, yin a yang femenino a masculino. El símbolo del tao, llamado taijitu, está constituido por el yin y el yang confluyendo en un círculo.
Esta palabra tenía un significado espiritual y filosófico de «camino de la naturaleza» o «camino de los cielos». Las enseñanzas de sabios como Lao-Tsé y Confucio predicaban el abandono de nuestro propio camino para seguir, en su lugar, el «gran camino».
La primera referencia al tao aparece en el Tao te ching de Lao-Tsé, en el que no se define concretamente lo que es y cuyo carácter metafísico fue único en la China de entonces. Sus enseñanzas, y las de su sucesor Chuang-Tsé, constituyen el taoísmo.