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jueves, 1 de marzo de 2012

LA LLAVE


La llave de la felicidad, la tenemos todos guardada en nuestro interior. Depende de nosotros mismos el utilizarla.
Podemos empezar por unos pensamientos, de amor, compasión y alegría ante la felicidad de los demás. Que debemos cultivar y acrecentar.
Al principio, el sentimiento de amor será un poco forzado, pero poco a poco la mente se deja invadir por la compasión.
El sentimiento de amor y compasión, es para todos los seres de igual modo, sean cercanos, desconocidos o enemigos.
Cuando veas grandes cualidades humanas, coronadas por el éxito, alegrate enormemente por ello. Ésto se llama amor altruista y es la alegría de compartir la vida con los seres que nos rodean y contribuir a su felicidad, con el deseo de que la encuentren.
Siente una compasión infinita por todos los seres vivos. No juzgues, no critiques. Si lo haces pierdes energía. Recuerda que todo lo que te molesta y no te gusta de los demás, es una proyección de todo lo que todavía no has sanado en ti.
Para ayudar a otros seres, hay que empezar por transformarnos nosotros mismos.
Si queremos que la inteligencia sirva a fines altruistas, es esencial que se separe del egoísmo, de la indiferencia y de la crueldad.
Hay que tener una mente sencilla. La sencillez de la mente va acompañada de lucidez y sabiduría.
Quien aprovecha cada instante de su vida, para convertirse en mejor persona, contribuir a la felicidad de los demás y saber encontrar lo esencial, le genera un profundo sentimiento de satisfacción.

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