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jueves, 15 de marzo de 2012

MARAVILLOSAS COMETAS




Cuando vemos volar una cometa, nos da alegría, nos gusta verlas y nos quedamos embelesados mirando, como surcan los cielos.
Pues si lo pensamos y analizamos, los hijos son como las cometas.
Nos pasamos la vida tratando de hacerlas volar. Corremos con ellas, hasta quedar exhaustos y sin aliento. Caen al suelo, se chocan con los tejados o con algún árbol. Las arreglamos, las consolamos, las ajustamos y les enseñamos de nuevo a volar sin miedo. Observas cómo el viento las mece.
Finalmente vuelan. Al principio, sujetas el hilo con fuerza. Ellas necesitan más y tu vas soltando poco a poco, con miedo a que se te escape, pero sabes que muy pronto la hermosa "cometa" se desprenderá de la cuerda que la ata. Se elevará por los aires, majestuosamente, cómo se esperaba que lo hiciese, la ves libre, brillando con todo su esplendor.
Entonces te das cuenta que has hecho bien el trabajo.

1 comentario:

  1. Que bonita la comparación!!!
    El proceso de quien vuela una cometa se da al mismo tiempo que la cometa aprende a volar y a sentir el aire... el vinculo q se crea es profundo y será para toda la vida... aunque es cierto que llega un momento que quien empezo volando la cometa y siempre la sentirá como "su cometa" tiene otras "cometas" q volar... y la cometa tiene también otros aires que sentir... pero nunca olvidará a "quien la hizo realmente una cometa".
    Tú, en esta vida, seras siempre la mano que me enseño a volar... y ocupas un gran lugar en mi corazon y formas parte de mi alma.
    Tqm

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