Las caderas están aquí, a ambos lados del cuerpo.
Encrucijada de fuerza, tensiones, sensualidad y ritmo, que guarda en su
configuración secretos ancestrales de nuestro origen y evolución. Con una
estructura similar a los arcos de las catedrales góticas, las caderas
distribuyen las cargas corporales que pesan sobre ellas y perfilan el recinto
donde se exalta o se dulcifica el latido de nuestras emociones más primarias.
En los seres humanos existe una clara diferencia entre las
caderas de ambos sexos. La cadera femenina tiene una mayor inclinación hacia
delante, es más amplia, profunda y concede más distancia entre ambos muslos, a
fin de facilitar una mejor apertura en el momento del parto. La cadera
masculina es más sólida, alargada y más estrecha, pero presenta unas paredes óseas
más gruesas, que ofrecen gran resistencia
y estabilidad.
Salvando estas diferencias estructurales, tanto en los
hombres como en mujeres, las caderas abrigan la energía sustancial y la
potencia fundamental para preservar la vida y su experiencia. Encarnan la
pulsación constante de la tierra, la percusión de nuestros movimientos, con los
cuales nos enraizamos y asumimos la responsabilidad de nuestra existencia
corporal, energética y espiritual, sobre
un planeta que también vibra y late. En las caderas confluyen poderosas energías.
Desde la eras primitivas, la necesidad humana de palpitar
junto a la tierra, ha sido el origen de diversas danzas y disciplinas, en las
que el movimiento de caderas reproduce la expresión vital y sensual de la
propia naturaleza. Capaces de palpitar y moverse como las fuerzas telúricas, de
mecerse y ondular como las ondas marinas o dibujar círculos como ciclos lunares,
los movimientos de las caderas ayudan a liberar la densidad mental y nos
impulsan al encuentro de los límites de nuestra propia esencia
Sencillamente gracias!!! Me encanta este conocimiento profundo sobre diferentes partes del precioso templo humano. Gracias
ResponderEliminarUna visión nueva para mí de lo que son nuestras caderas. Muy bonito Ana y gracias por ocuparte de enseñarnos lo que tu sabes. Un beso.
ResponderEliminarSiempre es un placer para mí, poder expresar aquí en el blog mis pequeños escritos y saber que hay maravillosas personas que pasáis por él para leerlo. Gracias, un abrazo
ResponderEliminar