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lunes, 26 de agosto de 2013

CUENCOS



Desde hace siglos, los lamas y magos del Tíbet fabrican y utilizan unos cuencos metálicos especiales para inducir estados mentales de profundo bienestar.  Los investigadores creen que eran utilizados en los monasterios como elemento de meditación, iluminación y sanación, capaces de despertar al maestro interior.
La música es vibración, es ritmo, es color, hay música en todo lo que vibra.
No se sabe a ciencia cierta si los cuencos tibetanos fueron diseñados para hacer música.

El sonido se obtiene al frotar el cuenco con una baqueta corta de madera. Si el artesano trabajó correctamente, al frotarlo surgen los llamados sobretonos armónicos, aquellos sonidos de los cuales se desprenden otros más agudos pero que mantienen una relación armónica entre sí. Esos sobretonos por el principio de resonancia logran modificar y contagiar en su frecuencia a las ondas cerebrales de vibración inarmónica de una persona, elevando su conciencia, calmando su mente e influyendo sobre sus emociones y sus neurotransmisores, los cuales a su vez la ayudarán a ajustar su sistema inmunológico casi sin darse cuenta.
La aleación de los siete metales con los que están hechos, no es casual, está compuesta de: oro, mercurio, plata, cobre, hierro, estaño y plomo, cada uno en una proporción exacta. Tampoco se sabe cómo encontraron en la antigüedad con la aleación perfecta, pero sí se sabe que dicha aleación debe ser perfecta porque su combinación junto con la forma y el forjado manual es la única capaz de producir los sobretonos armónicos buscados.
Según los antiguos maestros los cuencos tibetanos emiten el sonido del universo, manifestando el famoso “Om” o sonido creador pero a la vez también el sonido del Vacío. Lo notable al escucharlos es percibir como un eco detrás del sonido primario, que realmente parece decir OM mientras perdura el sonido, como si una onda u ola interminable se extendiera hasta que en algún momento se va de nuestro campo auditivo. La realidad es que no se va, seguimos resonando internamente en armonía con los armónicos que produjo la frecuencia, como impregnados de ella, de ahí su efecto sanador y relajante.
La terapia con Cuencos es una terapia de vibraciones. Los Cuencos nos ayudan a aquietar la mente, nos reordenan y nos conectan con nuestra música interna. Nos ayudan a liberar bloqueos para recuperar la armonía de nuestro equilibrio interno.

5 comentarios:

  1. Lo cierto es que el sonido que producen es sorprendente


    http://youtu.be/z5P72ESYVGM

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  2. El escuchar atentamente su sonido, es muy relajante. Es como, si nos estuvieran dando, un masaje en el interior de nuestro cuerpo. Un beso.

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  3. Muchas gracias Ana por tan interesante aportación.
    Abrazos. Rosa.

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  4. Ana, qué interesante, gracias por compartirlo.
    Besos, feliz día

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  5. Sin duda debe ser una buena terapia.
    La música es vibración, y desde luego la música mueve el mundo, por eso, relajarse a través de un Om por vibración es como escuchar los compases de cualquier sinfonía, o deleitarse con el tic tac de un diapasón.

    Besos mediterráneos.

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