Hay experiencias que nos parecen normales por repetirse a lo largo del tiempo, pero que
en verdad son extraordinarias.
Un hecho esencial, maravilloso y que apenas reparamos en él,
es el que cada día salga el sol.
Cada amanecer es un don, es único, es casi un milagro. No
podemos imaginar que no exista y al mismo tiempo olvidarnos de su presencia,
metidos como estamos en nuestro quehacer diario.
Cuando los rayos del sol van iluminando las tinieblas de la
noche, es un momento mágico de gran belleza y quietud, la naturaleza eterna se
percata del cambio que va a producirse, todo parece detenerse, queda en
suspenso durante un tiempo que invita a la contemplación del magnífico
significado de la luz.
Todas las civilizaciones han dado una importancia real al
sol. Lo veían como una apertura celeste a través de la cual fluía la vida.
El prana, la energía vital, nos llega directamente del sol,
con la respiración y por medio de los alimentos.
En el yoga se considera el amanecer como, la hora de Dios o Brahma.
El periodo comprendido desde las tres a las seis de la
mañana, es especialmente adecuado para las prácticas espirituales, dada su
cualidad de armonía y pureza.
Todo es más limpio y energético al amanecer.
El amanecer supone también un despertar, acompañados de la
luz del sol, podemos amar, comprender y descubrir a los demás y a nosotros
mismos.
Efectivamente, todos los dias sale el sol para todos o "casi todos", pero la mayoria nos empeñamos en no verlo ni sentirlo debido a una rutina que nos tiene embargados por completo y que aunque lo sabemos nos cuestra trabajo romperla.
ResponderEliminarSaludos Ana.
Todos los días el sol sale, nos pone la vida ante nuestros ojos y nos da luz y claridad para que la veamos bien y la disfrutemos... que nos pongamos unas gafas de sol opacas para no verlo depende de nosotros.
ResponderEliminarGracias mil
El sol siempre sale para todos, la cuestión está, en elegir disfrutar de lo que nos aporta, o seguir con nuestro día a día ignorando su presencia. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es Ana,por ese motivo yo siempre escribo a ese gallardo caballero, El amanecer. Le llamo mi Amor.
ResponderEliminarCada día es un regalo, poder contemplar a diario la llegada del día y vivir cada experiencia es un milagro que pocos saben apreciar.
Estupenda tu entrada.
Un beso
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